
En realidad
no tengo por qué
aceptar que las
rosas no tengan
aroma, que la luna
se niegue a bailar,
que la cortina
no quiera tapar
la luz de las
hienas, que los
peldaños del
puente no quieran
bajar, que una
cigarra grite más
que un silencio,
que la mujer sin
sombra se oculte
tras sus ojeras,
que la belleza
enferma cumpla
un deseo,
y tantas cosas más…
Mujer,
tus manos salieron
a volar en poesías,
tus dedos acarician
el cielo en cada verso,
eres libre de soñar,
de vivir, de aceptar.
Eres mujer.
©Rafi Guerra, , poeta cordobesa 1965