
A un pueblo abandonado camino del pirineo
Te habitan los fantasmas del invierno
colgando en recias sogas las leyendas.
No quedan hornacinas ni espejo en las alcobas,
pueblo muerto,
no queda ni tu nombre,
huyó de ti tu gente y sus verbos transitivos
sin saber lo que eran.
pueblo de sol a sol,
de esparto y de velas,
entronizado en lágrimas,
celliscas y tasajos.
Hace tiempo hubo fiestas
ardiendo por tus células,
el patrono se ungía
de fustán y milagros,
volaban las campanas
con el viejo mensaje
y tus muertos cambiaban de postura
en la tierra.
¿y me quieres decir, pueblo mínimo, osario,
qué hago yo con tu muerte
si odio los columbarios, los límites, las cercas?
¿Y me quieres decir que hago yo con tu santo
si esquiva mis preguntas con sus ojos románicos
y mira a las vidrieras?
¿Y me quieres decir, nigromántico pueblo,
dónde estoy, qué me pasa,
por qué sigo mirándote
y no quiero creer que no estás, que te has muerto?
Blanca Sarasua Muñoz (Bilbao, 2 de noviembre de 1939), es una escritora y poeta española. Comenzó a escribir a los cuarenta años, mientras acompañaba a su marido, el pintor Ignacio Ipiña. Publicó su primer libro, Cuando las horas son fuego, con 44 años, y lo presentó de la mano de Ramiro Pinilla, uno de sus maestros, junto con Bernardo Arrizabalaga.
Amante de la música, su libro Música de Aldaba coge el título de una anécdota sobre Beethoven y cómo surgió la Quinta sinfonía. Ha colaborado en revistas literarias como Zurgai, Albor (editada por la Academia Castellano y Leonesa de la Poesía), Amilamia, Alborada, y periódicos como El Correo o el Diario de Ávila, entre otros.