
Nunca te tengo tanto como cuando te busco
sabiendo de antemano que no puedo encontrarte.
Sólo entonces consiento estar enamorada.
Sólo entonces me pierdo en la esmaltada jungla
de coches o tiovivos, cafés abarrotados,
lunas de escaparates, laberintos de parques
o de espejos, pues corro tras de todo
lo que se te parece.
De continuo te acecho.
El alquitrán derrite su azabache,
es la calle movible taracea
de camisas y niquis, sus colores comparo
con el azul celeste o el verde malaquita
que por tu pecho yo desabrochaba.
Deliciosa congoja si creo reconocerte
me hace desfallecer: toda mi piel nombrándote,
toda mi piel alerta, pendiente de mis ojos.
Indaga mi pupila, todo atisbo comprueba,
todo indicio que me conduzca a ti,
que te introduzca al ámbito donde sólo tu imagen
prevalece y te coincida y funda,
te acerque, te inaugure y para siempre estés.
Ana Rosetti, Cádiz 1950. Es una de las voces femeninas más exuberantes de la literatura española. Ha dedicado su vida a las letras escribiendo no sólo poesía sino libretos para ópera, novela y diversas obras en prosa.
Ha obtenido varios premios importantes como el Gules en 1980, La sonrisa vertical de la novela erótica en 1991, y Rey Juan Carlos en 1985 por su obra «Devocionario». Fue distinguida con la Medalla de Plata de la Junta de Andalucía.
Obra poética: «Los devaneos de Erato» en 1980, «Dióscuros» en 1982, «Indicios vehementes» en 1985, «Apuntes de ciudades» en 1990, «Virgo potens» 1994, «Punto umbrío» 1995 y «La nota de blues» 1996.