
Ola cuajada en la piedra
con espuma de romero,
hasta tu desnuda cima
me has levantado sin vuelo.
Sobre tu lomo clavada
—mástil sin vela en el viento—
de un horizonte redondo
soy matemático centro.
Ocres, amarillos, verdes,
me enredan los pensamientos…
—pinos, tierra; tierra, pinos;
Duero, chopos; chopos, Duero—.
El aire me hace sorber
tragos de frío silencio.
El péndulo de la tarde
me bate lento en el pecho.
El grito de un ave avanza,
hélice de agudo acero:
manos y boca me sangran
sólo de intentar cogerlo.
Ángela Figuera Aymerich, (1902-1984) poeta nacida en Bilbao, fue una de las principales figuras de los que se denominado Poesía desarraigada de la Primera Generación de Postguerra española.