
Tengo un hombre adentro de los ojos
sus pestañas parpadean mi retina
sacuden la tristeza al nervio óptico
me hunden en la ceguera,
el ímpetu, la exaltación
Tengo un hombre habitándome
su lengua en mi garganta
su pecho bajo mi seno, bullendo
espantando antiquísimas soledades
las manos cercando el arco epigástrico
regurgitando profecías amorosas
en sístole, reanimando al corazón
Tengo un hombre habitándome
corren mis piernas con sus piernas
rómpese mi columna en su esternón
y la pelvis… hundida en su ilíaco, aúlla
pretendo sacudirme la vida
residir sobre sus tuétanos colchón
beber su sangre anclada a la costilla bíblica
padecer la osteoporosis del amor
Tengo un hombre adentro de los ojos
aferrado al iris, cegando la pupila
vehemente candil de la noche larga
quiebro, vencida, la culebra dorsal,
me curvo, caigo frenética, barranca redimida
y allí, en el abismo de mi propio cuerpo
un hombre crece, me sostiene,
y me regresa la vida.
Gabriela Guerra Rey, nacida en 1981, escritora, periodista y editora cubano-mexicana. Aspirante a la libertad física, de palabra y acción. Isla vencida. Emigrante eterna. Aventurera respetuosa y amante de la naturaleza. “El sentido de la vida está en el amor, y en la belleza; contemplarla es mi ilusión”.