
No florezcas, tierna acacia,
detente… hay que esperar…
…Para entonces, arbolillo,
tus botones abrirás…
Camino por la calzada
de abetos; camino en paz…
De pronto, un piano preludia
la Sonata en sol de Bach.
piano incógnito que cantas
entre la luz que se va,
¡no desflores hoy tus notas!
después… después cantarás…
Calla el piano, y el misterio
se extiende en la soledad
de estas calzadas sin fin
que los campos ven pasar,
de estas calzadas de arena
que ignoran adónde van…
Mariposas, ¡no voléis!
¡Al punto el ala plegad!
Después bailaréis la Ronda…
hoy no es tiempo… Hay que aguardar…
¡Un momento, golondrina!…
¡Sólo un momento, rosal!…
…Para entonces limonero,
tus flores deshojarás.
Campos, aves, fuentes, ríos:
para poderos gozar,
sólo espero que…
¡Vosotros
también esperad!…
Y una voz dice en el viento
con vibración de cristal:
«Deja que cante Natura
y escúchala tú cantar;
malgastas el tiempo hermoso:
lo que esperas… ¡no vendrá!»
María Enriqueta Camarillo y Roa, México 1872-1968. Poeta, cuentista, traductora, pianista, novelista y dramaturga mexicana del siglo XIX. Nominada al premio Nobel en 1951.