
Ruge el viento entre los pinos
Y sus copas azotadas
mueven furiosas las ramas,
oyéndose sus gemidos.
Una luz, allá muy lejos,
tenuemente se vislumbra,
rompiendo así la penumbra
de sombras en mil reflejos.
Donde el pinar se hace claro
una sombra se ilumina,
es un hombre que camina
con una luz en la mano.
A su paso vacilante
se va quebrando la sombra
y vuelve a quedar más honda
al dejarla el caminante.
El hombre lucha imponente
contra el viento desatado,
con su cuerpo, el desdichado,
proteger la luz pretende.
Y la lucha desigual
del hombre y el elemento
termina con un lamento
que lanza el triste mortal.
En la negra oscuridad
el miedo le hace sentir
que está a punto de morir
y comienza a sollozar.
Más de pronto, algo ilumina
tenuemente unos matojos,
claridad que da a sus ojos
nueva esperanza de vida.
Y donde antes vió la cruz
hace que vea una estrella,
la diminuta linterna
de un gusanito de luz.
Nené Losada Rico, poeta asturiana 1921- 2009