
Es mi única patria la palabra.
Esta palabra viva que derramo
azul y roja, gris, o negra y blanca,
ayer y hoy, mañana, tantos años.
Es mi única patria la palabra.
Es el único pan que como a diario.
¡Corteza dura masco, miga blanda,
dorado candeal que besa el labio!
La vierto por los ojos, por la cara.
Del hondo corazón le nace el llanto.
Las sílabas rezuman toda el alma,
el poso de silencios acuñados.
Y, flor, sustento, luz, piedad, el agua,
vivo, respiro, bebo, pronunciando
quedos versos y prosa castellana,
«buenos días» al aire tan callado.
Corral de vivos y muertos, 1965.
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Concha Zardoya (Valparaíso, Chile, 14 de noviembre de 1914 – Madrid, España, 21 de abril de 2004) escritora chileno-española. Nació en la ciudad de Valparaíso (Chile) el 14 de noviembre de 1914, de padres españoles de Navarra y de Cantabria. Cuando cuenta con diecisiete años, la familia se traslada a España, primero en Zaragoza, luego en Barcelona y, finalmente, se instala en Madrid, donde ella inicia sus estudios de Filosofía y Letras, abandonándolos para estudiar un curso de Biblioteconomía en Valencia. Allí trabaja en Cultura Popular, institución en la que organiza una biblioteca y muchos actos culturales en hospitales, en fábricas y en la radio. Su único hermano muere en el frente defendiendo la República.
Por aquel entonces, comienza a escribir poemas que publica en la revista Hora de España y, ya en Madrid, da clases, realiza traducciones, elabora guiones de cine y ensayos y se dedica a la narrativa, saliendo a la luz sus primeros cuentos.
La poesía es el género que ocupa la mayor parte de su producción literaria. Se caracteriza por la amplitud de registros y la diversidad en los temas. El poemario Los ríos caudales es el homenaje personal que Concha rinde a los poetas de la Generación del 27. A muchos de ellos los conoció y admiró.