A las manos

Obra de Ruslan Vigovskiy

“Más enseñan las manos que los labios”.
Anónimo

Las manos son el reverso
de la vida de los pies
ni se someten ni arrastran
por el suelo su deber.

Son creadoras: del cuerpo
las grandes protagonistas
todo pasa por las manos
son cocineras y artistas.

Las entrañas de la tierra
a las manos labradoras
les dan con amor sus frutos
sus cosechas triunfadoras.

Portan caricias y mimos
retiran cargas y aristas
y son suaves cuando tocan
al niño- mar- de sonrisas.

Las manos despliegan vida
en todas sus actuaciones
vuelan cuando están contentas
y si tristes están quietas.

Son hadas benevolentes
cuando cuidan con amor;
cuando suavizan las llagas
del que vive en el dolor.

Las manos son manantiales
y fluyen constantemente
son versos de diez estrofas
con una rima caliente.

Es lenguaje corporal
no necesita otra voz
su canto es su movimiento
aérea interpretación.

Cuando mecen al nacido
son manos de terciopelo.
Las que luchan por la paz
son de esperanza y anhelo.

Las manos de los que sufren:
flacas palomas dolientes
vagan por el suelo y ven
el reflejo de la muerte.

También hay manos de muerte:
ofensivas- destructoras
corruptas-humilladoras
sirviendo cruel a unas mentes.

Rosa Gómez González. Nací en Sestao- en frente de los altos hornos- y el fuego de los mismos fue una atracción mágica para mí durante la infancia, creo que los momentos que pasaba mirándolo y soñando fue el despertar a la poesía; poesía que nació en el bachillerato y que luego durmió en mí durante muchos años. Al llegar a vivir a Hondarribia (ciudad a la que adoro y con la que estoy plenamente identificada, además es un lugar que en sí mismo es poesía) en 1983 es cuando empecé a escribir y en el año 2004 a publicar.

Palinodia

(A Martín)

No te roce siquiera la piedad
si, al hojear el álbum de guardas desvaídas,
un colegial de floja cazadora,
cuyos ojos presagian el alcohol
de los años inhóspitos que estaban al acecho,
te mira desde el fondo del retrato
como si nunca hubiese roto un plato.

Te engañarás si tomas por finura de espíritu
tal expresión, pues nada había de eso.
Yo lo conocí bien. Poseía tan sólo
una rara panoplia de estrategias mezquinas
para salvar el tipo. Pensaba el muy estúpido
que la de la inocencia
no era mala apariencia.

Pero la prematura rigidez pasa pronto
y además no amortiza el esfuerzo invertido.
Los réditos que rinde son paja dada al viento.
Vas listo si pretendes sacarle otro provecho
que la fama de santo (no es para tanto).
Escapó como pudo, abriendo una tronera,
hacia donde sentía bullir la primavera.

Y, para su desgracia, se dio cuenta a deshora
de que algunos aromas le sentaban fatal
(sobre todo, el de ciertas florecillas del mal).
Anduvo dando tumbos de jardín en jardín,
reprimiendo la náusea, hasta que un día, al fin,
no tuvo más remedio, dada su edad ya crítica,
que meterse en política.

Pero tampoco en ésta le lució mucho el pelo,
pues arreglar el mundo no es tarea al alcance
de quien tiene su casa en permanente ruina.
Pure perte, sa vie. No guardaría ni
un rescoldo de amor de aquellos tiempos
de ilusiones y dulce desvarío.
No te roce siquiera la piedad, hijo mío.

Jon Juaristi Linacero (Bilbao, 6 de marzo de 1951) es un filólogo, ensayista, poeta, novelista y traductor español que ha escrito en euskera y en castellano. Ha sido director de la Biblioteca Nacional de España y del Instituto Cervantes.
Catedrático de Filología Española en la Universidad del País Vasco; asimismo, ha impartido docencia en la Universidad de Nueva York, la Universidad de Valencia y la Universidad de Alcalá. También ha participado en el Consejo Asesor del Euskera.

Galardonado con varios premios literarios —incluido el Premio Nacional de Ensayo y el Premio Espasa de Ensayo— su estilo ha sido descrito por Juan Pablo Fusi como de «erudición desbordante, brillantez narrativa, finísima inteligencia en el análisis y dotes para el sarcasmo».

En 2003, el Gobierno de España le concedió la Orden del Mérito Constitucional.

Envejecer

Acuarela de Aurelia Marquina

“Saber envejecer es la obra maestra de la vida, y una de
las cosas más difíciles en el arte dificilísimo de la vida”
Henri Frédéric Amiel- filósofo suizo
“No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento”
Mario Benedetti- ensayista, poeta y escritor

Apenas sin darnos cuenta
aparece en nuestras vidas,
una merma de las fuerzas
que fue escudo cada día.

Envejecer es camino
que tiene una ruta fija;
contemplar la alternativa
nos puede cambiar el prisma.

Ralentiza nuestro cuerpo
muchos de sus movimientos,
pero nos vemos por dentro:
retrato fijo en el tiempo.

Ya no somos las que fuimos
ni en la cara ni en el cuerpo;
pero nos guarda la mente
en un flashback – su recuerdo.

Vamos por una arboleda
parque de nuestro paisaje,
hay gente que ve maleza
y otra ve árboles frutales.

Aunque aparezcan achaques
que va trayendo la edad,
hay que sacar la cabeza
para ver el sol brillar.

Si bajamos la cabeza
vemos sólo enfermedad
y dejamos escapar
el sol, antidepresivo.

Suele ser en ese tiempo
que las piedras de la vida
les golpean a los hijos,
con fuertes acometidas.

Y los padres más sensibles
por los hijos y la edad
acumulamos las penas,
sin poderlo remediar.

Hay que luchar por la vida
aunque a veces sea dura;
la más bella singladura
lleva las velas zurcidas.

No sólo vientos alisios
acompañan nuestro viaje;
los monzones desestiban
a veces, nuestro equipaje.

Rosa Gómez González. Nací en Sestao- en frente de los altos hornos- y el fuego de los mismos fue una atracción mágica para mí durante la infancia, creo que los momentos que pasaba mirándolo y soñando fue el despertar a la poesía; poesía que nació en el bachillerato y que luego durmió en mí durante muchos años. Al llegar a vivir a Hondarribia (ciudad a la que adoro y con la que estoy plenamente identificada, además es un lugar que en sí mismo es poesía) en 1983 es cuando empecé a escribir y en el año 2004 a publicar.

Todo lo que quiero decirte

Te diría tantas cosas tantas

te diría, por ejemplo,
que hoy hubo un eclipse solar
y, aunque apenas fue perceptible,
el mundo se volvió un poco más oscuro.

Te diría que solo sé escribir poemas de amor
si eres tú la que sonríe al otro lado.

Te hablaría sobre la belleza de los números pares,
sobre la extravagancia
de los libros de tapa dura
y la falsedad de los rotuladores permanentes
—¿qué hay de permanente en la vida?—.

Te diría que no me importan las causas sociales,
ninguna ninguna ninguna,
que nada importa
cuando tú me dices
que te duele una pestaña,
que te duele un lunar,
que te hiere un suspiro.

Te haría saber que soy un iluso,
que hay días en los que creo
en la palabra siempre
en la palabra matrimonio
en la palabra familia.

Y, sobre todo, te diría que te quiero,
que la vida es un poco más difícil sin ti,
que no me importa que se hayan muerto
García Márquez Vicente Fernández Philippe Noiret
porque tú haces de este mundo un lugar
lleno de libros de canciones de cine,
un lugar lleno de belleza.

Te diría tantas cosas tantas,

pero se ha caído WhatsApp.

—————————————

Miguel Gane (George Mihaita Gane), nació el 20 de julio de 1993 en Leresti, Rumanía. Es autor de los poemarios Con tal de verte volar, Ahora que ya bailas, La piel en los labios y Ojos de sol, así como de la novela Cuando seas mayor y el cuento ilustrado Algo más que el bosque. Nunca ha ganado ningún premio. Su nombre no ha firmado ninguna columna periodística. Sus estudios son irrelevantes porque nada —¿o sí?— tienen que ver con la literatura.

Paseo de noche

He venido a llorar sencillamente
con toda la penumbra que requiera
este barrio de sal, esta pobreza,
y a repasar mi mano, hasta creerlo,
por todos los montones de veneno,
por todas las esquinas afiladas
en calles donde un hongo es un manzano
y niños se apresuran a pincharse
con los restos del último podrido
en la cuneta.
Y he venido a decir oscuramente,
como se debe hablar ante un espejo
a medianoche, cuando falta el sueño,
y el aire, y los ojos ni se sienten,
asustados al fondo de una lágrima,
que todo lo cantado ha sido viento,
ventanas breves, fáciles reflejos
sin un tachón que hiriera las violetas,
sin una ola, todo nada,
siendo así que la sangre de la puerta
no cesa en su clamor y llama a muerte
y exige que alguien llore, que lloremos
con todos los volcanes de la tierra,
con mil besos de luz, con todo el mar
por estos hombres y por estas manos
hundidas hasta el hambre, destrozadas,
con estos ojos míos, ay, tan míos,
que todo el sufrimiento que reciben
no es nada con la rabia que sepultan
sus párpados de amor, su rosa oscura,
su grito polvoriento, pero grito,
su llanto desolado, pero llanto.

De Sinfonía corporal

Fernando Aramburu Irigoyen. (San Sebastián, 1959). Escritor, ensayista y poeta.

Yo no sé si recuerdas

Para Luis García Montero

Yo no sé si recuerdas los jardines,
el camino del mar que era aquel río
desmemoriado y pobre.
Si la infancia volviera hasta tus ojos,
si acaso regresaras, si regresas,
descansa el pie bajo el laurel antiguo,
detente ante las rosas invernales,
recupera una infancia de arboledas,
antes de entrar al templo de los dioses.
Que el tranvía te diga
adiós con un pañuelo,
que compartas la música del pájaro,
sin olvidar que esta ciudad es triste,
melancólicamente desnutrida,
con la ruindad del mundo en sus zapatos.
Si volvieras, al fin, si regresaras,
eleva la mirada hasta la altura
y sueña una ciudad que tiene un río
que te hizo almirante sin saberlo.

(De Umbrales de otoño, 2013)

Mariluz Escribano (Granada, 1935 -2019). Profesora, poeta y narradora española. Encuadrada en la Generación del 60, está considerada como la gran poeta del perdón y la memoria siguiendo la estela de Antonio Machado.

Euskadi lur maitea

Porque amo- mucho- a mi tierra
como no amo a tierra alguna
me dirán nacionalista;
yo no odio a tierra distinta
pero Euskadi es mi fortuna.

Todos los barcos- el nombre
llevan escrito en el casco-
en mi corazón: Euskadi
va en rojo- verde y blanco.

Quiero cantarle a mi tierra
y hacerlo de viva voz
que por matices- no quede
mi homenaje en embrión:

Madre tierra-mi equilibrio
láudano de mis sentidos;
bálsamo para mi alma
ni la muerte será olvido.

He visto bellos lugares
vestigios de otras culturas
pero es llegando a estos lares
donde mi alma se equilibra.

Mi ente se tonifica
al arrullo de este mar
de los valles y los montes
suaves refugios de paz.

Si un día lejos de Euskadi
tuviera que ir a vivir
su recuerdo me daría
fuerzas para no morir.

Mas- sería pseudo- vivir
vivir lejos de mi tierra
no quiero más privilegio
que vivir aquí mi tiempo.

No hay mar como el de esta tierra
ni prados verdes ¡tan bellos!
que no acaricien al verlos
igual que un viento galeno.

Y de Euskadi es Hondarribia
mi lugar por excelencia
no tengo más preferencia
que el aire me vuele aquí:

que mis cenizas al viento
se mezclen entre la yerba;
quiero seguir siendo suelo
de -este lugar que es mi tierra.

Que se impregne mi cariño
con el verdín de los montes
y la luz del horizonte
cual cómplice- me haga un guiño.

Claro sol del porvenir
me fecunde con sus rayos;
de este trono milenario
que no me aparten a mí.

Me quedaría entre el musgo *
a la sombra de una higuera
pródiga la primavera
brotes sembraría en mí:

para seguir siendo musgo
yerba -roca -higuera y agua
y hiedra eterna- atrapada
a los pies de algún arbusto.

Muérdago que se cobija
en la copa de los árboles.
Duende que todo lo fisga
con complicidad del aire.

O mimosas – sol de invierno-
hechas a troquel las flores:
proclaman con sus dulzores
la estación que ya está cerca.

Euskadi- lur maitea
neba- arreba niretza
aita eta amarik onena
¡maite zaitut!

*el musgo es alegoría del amor maternal porque
se agarra y protege al mismo tiempo a la roca.

Rosa Gómez González. Nací en Sestao- en frente de los altos hornos- y el fuego de los mismos fue una atracción mágica para mí durante la infancia, creo que los momentos que pasaba mirándolo y soñando fue el despertar a la poesía; poesía que nació en el bachillerato y que luego durmió en mí durante muchos años. Al llegar a vivir a Hondarribia (ciudad a la que adoro y con la que estoy plenamente identificada, además es un lugar que en sí mismo es poesía) en 1983 es cuando empecé a escribir y en el año 2004 a publicar.

Poema

Ya nace de pronto
un poema. Tiene
cadenas y tiempo
y acaso padezca
prosapia. A ti,
que no lo precisas,
te lo doy
con todos sus hielos
y sus fauces, negro
y como en barranco.
Si lo sueltas, lejos,
donde yo no alcance
a quererlo, deja
indemnes sus alas
y que lo de canto
posea. Obsérvalo
volar hacia la nada,
vivaz con mis días,
posible.

Fernando Aramburu Irigoyen. (San Sebastián, 1959). Escritor, ensayista y poeta.

Canción de la tristeza

Aquí está la tristeza.
No hay mar para abarcarla con latidos
de barcos por sus olas,
no hay albas más inciertas por sus bordes,
ni sueños que respiren
paisajes humanísimos y ocasos.

Porque está aquí y es sólo la tristeza
de saberme mujer como manzana
asomada a la lluvia del espejo,
a una historia desnuda de relatos
y un pasado sin nombre y consecuente
y justamente azul, como debiera,
como debe erigirse en la memoria.

Ahora tengo una mano de marfil
y otra de ausencia
y ejerzo de tristeza y de noviembre.

(De Canciones de la tarde, 1995)

Mariluz Escribano (Granada, 1935 -2019). Profesora, poeta y narradora española. Encuadrada en la Generación del 60, está considerada como la gran poeta del perdón y la memoria siguiendo la estela de Antonio Machado.

Maestu

La fuente de ocho caños, construida en 1865 se encuentra en la Plaza Mayor de Maeztu.

A Javier Monedero

Río del tiempo
que cruza el alma
fluyendo siempre
desde el mañana.

Orillas mustias
por donde pasa
lánguida y lenta
su lengua el agua.

Juncal del sueño
junto a la mansa
corriente. Lecho
de piedras blancas.

Sobre las ondas
sombra de garza.
Manos del viento
desmadejadas.

Ay, devolvedme
los campos de Álava,
el terso llano
color de espada,

la Fuente de Ocho
Caños que mana
el bebedizo
de la nostalgia.

Dadme el sol pálido
sobre la plaza:
aquel perfecto
sol de la infancia

(luz taciturna
que presagiaba
el nacimiento
de la palabra).
Sí, devolvedme
la voz del alba.

Jon Juaristi Linacero (Bilbao, 6 de marzo de 1951) es un filólogo, ensayista, poeta, novelista y traductor español que ha escrito en euskera y en castellano. Ha sido director de la Biblioteca Nacional de España y del Instituto Cervantes.
Catedrático de Filología Española en la Universidad del País Vasco; asimismo, ha impartido docencia en la Universidad de Nueva York, la Universidad de Valencia y la Universidad de Alcalá. También ha participado en el Consejo Asesor del Euskera.

Galardonado con varios premios literarios —incluido el Premio Nacional de Ensayo y el Premio Espasa de Ensayo— su estilo ha sido descrito por Juan Pablo Fusi como de «erudición desbordante, brillantez narrativa, finísima inteligencia en el análisis y dotes para el sarcasmo».

En 2003, el Gobierno de España le concedió la Orden del Mérito Constitucional.

Esta fuente fue construida en 1865 y se encuentra en la Plaza Mayor de Maeztu.