Tú corazón

«Mi corazón, mi casa, mi memoria…»
J.L. Georgé

Tu corazón, como hoja de invierno
debajo de los cedros y esa nieve
confirmando mi ausencia, son imágenes
de aquella soledad por mí dispuesta.

Pero nunca supiste cuanto duele
cada ventana abierta en la ceniza
o en el haz de la duda.
Siempre quise que te llegara dulcemente escrito

para que comprendieras. Y no pude
sino trazar signos borrosos, pautas
de mi propio desorden.
Recorría

calles desiertas, miedos… No encontraba
más paz que mi vacío…

Es la hora
de la verdad y no sé cómo decirla.

Angelina Gatell Comas nació en Barcelona, el 8 de junio de 1926.
En 1952 fundó con su marido Eduardo Sánchez, uno de los primeros teatros de cámara españoles, El Paraíso y, posteriormente, la tertulia literaria independiente Plaza Mayor, junto a José Hierro, Manrique de Lara y Aurora de Albornoz. Elaboró junto a Carmen Conde la antología Poesía femenina española, en 1971.
Murió en Madrid, el 7 de enero de 2017.

Al amor un nombre

Escultura de George Lundeen

Quizá porque en ti se asombran
las cosas, voy reinventando
un nuevo nombre a las cosas.

Quizá por eso buscamos
signarle un color distinto
a todo cuanto abrazamos.

Al amor un nombre. Al árbol
que nos cobija. Al silencio
que se reduce en tus brazos.

Quizá empezaran contigo
a renovarse las hojas
con que me abrigo y te abrigo.

Y a reinventarse el lucero
ese brillo enamorado
del bosque de tus cabellos.

¿Todo es hoy? ¿Hubo pasado?
¿Alguna huella de un beso
que su sello haya dejado?

¿Acaso no haya memoria
de aquel rostro, aquellos ojos,
de otros nombres y otras sombras?

¿Contigo el futuro empieza?
¿Contigo el pasado muere?
¿Contigo el presente sueña?

Quizá porque todo ahora
contigo canta, debiera
reinventarme cada cosa.

O porque viejos recuerdos
de los ojos se me borran.

— — —

Elvio Romero (Yegros, Departamento de Caazapá, Paraguay, 1 de diciembre de 1926 – Buenos Aires, Argentina, 19 de mayo de 2004), se sitúa entre una (la de 1940) y otra generación (la de 1950), en la historia de la poesía paraguaya del siglo xx. Cultivó fundamentalmente el periodismo y la poesía.

La vía del éter

El mundo cabe intacto en el silencio.

Lo prueba una mañana de domingo
en que por vez primera, después de no sé cuánto,
todo es lo que es
sin hacer ruido.

Las llamadas a misa, los camiones,
las maniobras de albañilería
—seguetas, mazos, cumbias—
y los repartidores de Uber Eats
cohabitan a la sombra de un incierto receso.

Plenitud de la inmovilidad.

Baja la marea del pandemónium,
sube la marea de la ataraxia
ahogando los clamores.

La intensidad conjura en los tejidos, una revolución
prospera al interior de una bellota,
el bagazo se pudre en la basura
en cámara lenta
para ofrecer a nadie
la esencia de su abono.

La cuarentena blinda los cristales, acoraza los patios
cerrándose al efluvio de la vida.

Pero en el tegumento de la cosas
bullen ya los átomos
de una nueva era.


Jorge Arturo Ortega Acevedo (Mexicali, Baja California, 2 de febrero de 1972) poeta y ensayista y crítico literario. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona y, desde 2007, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en el área de letras. Ha publicado, entre otros, Ajedrez de polvo (tsé-tsé, Buenos Aires, 2003) y Estado del tiempo (Hiperión, Madrid, 2005).

Justificante de ausencia

He olvidado cómo empezar a escribir.
He olvidado cómo empezar un poema.

Un paso al frente, dos. Una frase,
dos líneas.

Vuelvo aquí luego de mucho tiempo,
semanas, meses,

limbos

de la desmemoria
relegados aún más
por la farsa del mundo.

Lo que sucede afuera representa la roca
en la boca de la cueva.

Todo pronunciamiento es irrisorio
junto a la realidad que nos excede.

Pero brota de un grano de mostaza
el árbol cuya rumorosa sombra
mitiga la sequía.


Jorge Arturo Ortega Acevedo (Mexicali, Baja California, 2 de febrero de 1972) poeta, ensayista y crítico literario. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona y, desde 2007, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en el área de letras. Ha publicado, entre otros, Ajedrez de polvo (tsé-tsé, Buenos Aires, 2003) y Estado del tiempo (Hiperión, Madrid, 2005).

Palpable debe ser tu criatura

para Josefina Plá

Archibald me decía:
palpable debe ser tu criatura
como fruto redondo.
Pienso en la circularidad del círculo:
deben faltarte palabras.

Las letras se derrumban.
Algo punzante hiere mi página.
Este poema no significa nada
pero ahora soy con él
una enramada.
Quiero contarte
cuán desconfiada crece
la raíz del drama
mientras hacemos pactos inútiles
en el zaguán del escándalo
anticipándonos al miedo,
perseguidos por capitales pecados,
preguntando quién es mejor,
es bueno o es peor,
qué razón como don Juan atropellamos,
qué virtud escarnecemos,
a qué justicia burlamos
o quién nos burla a nosotros,
qué personas vendemos,
cuál delirio provocamos.

Nila López, poeta, dramaturga, periodista, actriz y profesora paraguaya, nacida en Concepción en 1954-2021

Quemar el bosque

Nos observo en la calle un día nublado,
como niños muy viejos jugando sin permiso
junto a máquinas sucias de conservas.

Estamos en el centro de la imagen,
nuestros rostros pequeños en el centro de todo,
con una luz encima.

Todo está muerto aquí, y sin embargo,
la basura expandía los límites del mundo,
como una geografía improvisada.

Inventamos un juego,
que consistía primero en pedir algo,
en estricto silencio.
Un deseo, tal vez,
una idea primera de la suerte.

¿No era esto madurar: elegir cosas
y esconder la elección a los demás?

Girábamos después sobre nosotros,
distraídos y torpes,

con todas nuestras ganas, una vuelta
tras otra,
el máximo posible de minutos.
Ganaba el que aguantara
por más tiempo,
esquivando el mareo o el cansancio.

Tú y yo siempre perdíamos.
Hemos vuelto a perder en esta escena.

Pero el hallazgo era nuestra suerte:
descubrir que los trazos del cuerpo y sus excusas
condicionan el resto del paisaje.

Rosa Berbel (Estepa, Sevilla, 22 de diciembre de 1997) poeta española residente en Granada. Es graduada en Literaturas Comparadas y máster en Estudios Literarios y Teatrales por la Universidad de Granada. Su primer libro, Las niñas siempre dicen la verdad (Hiperión, 2018), fue galardonado con el XXI Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal​ y fue posteriormente merecedor del Premio Andalucía de la Crítica a la mejor Ópera Prima2 y del premio Ojo Crítico de Poesía 2019 de RNE​.

El reflejo enfermo de la luna

Todas las flores son dignas de un ataúd.
Félix Francisco Casanova

La tarde es grotesca cuando el sol se inclina,
con su joroba y moribundo,
para llorar por los zapatitos de charol
que corretean con el reflejo loco de la luna.

La historia se repite, el cielo sale a pasear
y juega a las gomas con la primavera
hasta que el mediodía levanta la voz.
Entonces los vértices ya no pueden esconderse,
el pudoroso oxígeno nos insulta,
y todo sucede en el preciso instante
en el que el corazón sabe a puerto rancio.

Se enquista la ciudad.

Con bloques de silencio
cobran volumen las alcantarillas,
y con esa musicalidad alcohólica
que hace bailar a las farolas,
llegan los ladridos, los besos,
los ojos hinchados de mundos de cartón,
los lagartos y las grietas,
y llega la muerte embarazada de mí
al lugar donde todas las flores
son dignas de un ataúd.

Después el día se acalambra.

— — —

Marian Raméntol, (Barcelona, 1966), miembro del grupo poético LAIE (2004-2009)
Directora de la revista La Náusea desde el año 2006.
Miembro del grupo musical O.D.I. desde el 2006.
Miembro del colectivo artístico Grup Tremó (2010).
Su obra ha sido traducida al: Estonio, Armenio, Italiano, Inglés y Rumano.

Silencio

Pero debo callar y callar tanto…
Blas de Otero

A Sabina de la Cruz

A veces te bastaba con llegar a mi casa
con aquel ángel fieramente humano en las pupilas.
Traías tu silencio y envuelto en él dejabas
que el tiempo transcurriera
igual que una corriente por los valles,
de la amistad que no precisa
de gestos, ni palabras, ni razones, ni méritos.
Ni siquiera de versos.

El agua,
ejercitada en ser cristal o abeja,
pasaba entre nosotros. Se llevaba la tarde
como una sombra trémula,
navegada
por todo lo no dicho.

Después, dejando el sufrimiento de us labios
al borde de una copa
o de una taza de café vacía,
nos tendías la mano,
(a mí solías besarme levemente),
y te ibas despacio hacia la puerta
donde mi madre,
salía también a despedirte.

Sólo quedaba, atestiguando tu presencia en mi casa,
un periódico muy leído
y aquella intensidad que eran tus ojos

Angelina Gatell Comas nació en Barcelona, el 8 de junio de 1926.
En 1952 fundó con su marido Eduardo Sánchez, uno de los primeros teatros de cámara españoles, El Paraíso y, posteriormente, la tertulia literaria independiente Plaza Mayor, junto a José Hierro, Manrique de Lara y Aurora de Albornoz. Elaboró junto a Carmen Conde la antología Poesía femenina española, en 1971.
Murió en Madrid, el 7 de enero de 2017.

De: «La oscura voz del cisne»
Bartleby Editores 2015©
ISBN: 978-84-92799-90-9

Precuela

Rosa Berbel

En aquel tiempo extraño,
los amigos se habían mudado lejos,
los lugares antiguos de la infancia
se habían transformado para siempre
con la prisa salvaje de los años perdidos.

Dejábamos de usar los verbos en plural
por pereza de ser ya demasiados.

De nada nos sirvieron los recuerdos,
heredados y antiguos,
sonriendo de verdad o de mentira,
porque nada supimos de los otros.

En aquel tiempo extraño y fariseo,
tuvimos muchos hijos
a los que no quisimos poner nombre.

Aunque quizá todo esto
ahora no nos baste.

Pero en aquel momento,
tan niños y tan sabios,

esperábamos ya la plenitud
de agosto, y de las playas llenas,
las discusiones tristes,
los besos de puntillas,

de este futuro que era impermeable.

Rosa Berbel (Estepa, Sevilla, 22 de diciembre de 1997) poeta española residente en Granada. Es graduada en Literaturas Comparadas y máster en Estudios Literarios y Teatrales por la Universidad de Granada. Su primer libro, Las niñas siempre dicen la verdad (Hiperión, 2018), fue galardonado con el XXI Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal​ y fue posteriormente merecedor del Premio Andalucía de la Crítica a la mejor Ópera Prima2 y del premio Ojo Crítico de Poesía 2019 de RNE​.

Pena de suerte

Con las primeras luces, con el cuerpo
medio velado aún por la tristeza,
salgo de casa. Voy a no sé donde.
La llegada del sol es sólo mía.

Miro un árbol desnudo que se yergue
dejando al descubierto sus raíces
sedientas, inventando su paisaje
de lluvias y de otoños infinitos.

Con las primeras luces, con el tiempo
vacío de ilusiones, voy al mundo
que me dejan sentir, limosna antigua.
La salida del sol es un milagro.

María Sanz nace en Sevilla (1956), ciudad donde reside. Desde su adolescencia, y tras obtener el título de Bachiller Superior de Letras, se dedica a la creación poética, actividad que le ha permitido obtener diversos premios.