Que no

Estatua de Federico García Lorca frente al Teatro Español.

Que no murió. Que no.
Que se quedó en el canto.
Que un cuerpo es solo un yo
pero una voz el pájaro
de todos los nosotros
por el cielo lejano.

Que no murió. Que está.
Que se quedó dormido en esta plaza
como el tiempo y los niños,
como la luz naranja.

Que no murió. Que no.
Que se quedó cantando
igual que una figura
de cascabeles y de pámpanos
que se vuelve un pez luna
y después un relámpago
y después una aurora
de Nueva York y el llanto
que los relojes dan todas las cinco en punto
y después el cuchillo y el caballo
y la espuela de plata
de un romance gitano
y un coche de agua negra
camino de Santiago
y un guante de mercurio
y una adelfa entre nardos
y una niña que teje una bandera
y una novia escapando con Leonardo
y una madre que encierra a cinco hijas
en las paredes blancas de sus párpados
y un baile en romería
y un jinete sonámbulo
y una paloma rota
y un lagarto llorando
y el grito de Julieta
bajo la arena azul de los teatros.

Que no murió. Que aún
nos respira. Que nada
puede matar la luz
donde crepitan lentas las palabras
como fénix heridas,
como altas salamandras,
como runas de leche,
como anillos perdidos en el agua.

Que no murió. Que es joven
porque tiene mil años,
porque entierra la luz en nuestra lengua,
porque acuna la vida en nuestros labios.

Que no murió. Que no.
Que nadie nos lo mata.
Que no tiene ni nombre,
que su voz vive aquí como esta estatua
y cuando ya no estemos
otros traerán palabras,
las mismas y distintas,
y en ellas volveremos como ráfagas,
como viejos poetas,
como nuevas bandadas
a cantar en el aire
las más antiguas nanas,
las que canta la tribu
en torno de las llamas
para dormir al miedo y a la nada.

Que no murió. Que es joven.
Que su voz es la gente.
Que una noche una bala besó a un hombre
y se murió la muerte.

Álvaro Tato, poeta, actor y dramaturgo nacido en Madrid en 1978. Forma parte de las compañías Ron Lalá y Ay Teatro. Es autor de versiones para la Compañía Nacional de Teatro Clásico y obras originales y adaptadas para diversas producciones de artes escénicas que han obtenido numerosos premios y se han representado en una veintena de países.

SON NETO

I

Mira la rosa que arde en el fulgor
del penúltimo día de verano,
su tallo erguido aún, casi lozano,
ya pálido en el pétalo el rubor,

sombra tenaz de aquel breve esplendor
que deslumbraba ayer y hoy brilla en vano
como un pequeño corazón humano
mientras la luz se incendia alrededor.

Mira su calma, su rigor, su pena,
su canción vertical, su alzada danza,
su forma de ser flor, su sed de vida.

Mira su antigua desnudez serena,
su poema de tierra y esperanza,
su obstinada belleza malherida.

II

Cuesta de hierba. Lento atardecer.
Viejo verano del noventa y nueve.
Una guitarra, amigos y esa leve
brisa inmortal y frágil del placer;

mecido en ella aún puedo volver
al infinito instante eterno, breve
como un diamante hundido entre la nieve
del humo de la hoguera del ayer.

Y aunque después cayó la noche oscura
de nuestra realidad depredadora
quiero (quizá esto es la literatura)

decir que fui feliz casi una hora,
que fue verdad, que amé la vida pura
y que esa tarde aún hoy es ahora.

Álvaro Tato, poeta, actor y dramaturgo nacido en Madrid en 1978. Forma parte de las compañías Ron Lalá y Ay Teatro. Es autor de versiones para la Compañía Nacional de Teatro Clásico y obras originales y adaptadas para diversas producciones de artes escénicas que han obtenido numerosos premios y se han representado en una veintena de países.

Romance del minotauro

En el mar hay una isla,
en la isla un laberinto
donde vive el toro negro
de nuestros sueños perdidos,
nuestras culpas enterradas,
nuestros miedos escondidos,
nuestros deseos que arden
como incendios sumergidos,
las palabras que dejamos
clavadas como cuchillos
entre la lengua y el aire
de lo que no nos dijimos.
En el mar hay una isla,
en la isla un laberinto
donde vive el toro negro
de la rabia y el delirio,
las madrugadas en vela,
las largas noches de olvido,
las huellas de nuestros pasos
por los cruces de caminos,
los años que se volaron
como velas por el filo
del horizonte del mar
donde el sol muere hace siglos,
los amigos que se fueron,
los amores que se han ido,
las promesas incumplidas
que brillan como colmillos
de los monstruos que inventamos
para asustar a los niños.
En el mar hay una isla,
en la isla un laberinto,
espejo de nuestras almas,
mapa de nosotros mismos.
¿Quién encuentra la salida?
¿Quién puede seguir el hilo?
¿Quién ha de cortar su sombra
para tejer su destino?

❧—❧—❧

Álvaro Tato, poeta, actor y dramaturgo nacido en Madrid en 1978. Forma parte de las compañías Ron Lalá y Ay Teatro. Es autor de versiones para la Compañía Nacional de Teatro Clásico y obras originales y adaptadas para diversas producciones de artes escénicas que han obtenido numerosos premios y se han representado en una veintena de países.

Seguidillas de la era

Por el árbol del día
crece la hiedra
de la noche abrazada
a su corteza.
Rueda que rueda
el mundo como espiga
sobre la era.

La rueca de la noche
teje el rocío
y a cada gota el día
le prende un hilo.
El mundo rueda
como pareja en baile
sobre la era.

Por la orilla del día
va la marea
de la noche mecida
en sus riberas.
El mundo rueda
como grano en el viento
sobre la era.

En su enagua la noche
guarda una estrella;
le alza la falda el día
para cogerla.
El mundo rueda
como cuerpos de amantes
sobre la era.

A la sombra del día
la noche canta:
amor mío, te espero
de madrugada.
El mundo rueda
como risa en el aire
sobre la era.

✁✃✁✃✁✃✁✃✁✃✁

Álvaro Tato, poeta, actor y dramaturgo nacido en Madrid en 1978. Forma parte de las compañías Ron Lalá y Ay Teatro. Es autor de versiones para la Compañía Nacional de Teatro Clásico y obras originales y adaptadas para diversas producciones de artes escénicas que han obtenido numerosos premios y se han representado en una veintena de países.

Que la muerte se muera

Las vidas que no vivimos
bailan en torno a la hoguera.
La noche se vuelve día,
la muerte se queda fuera,
la nada llena de olvido
se hiela en la noche negra;
frente a la lumbre encendida
nuestras máscaras nos sueñan.

Que la nada nunca llegue,
que la vida siempre vuelva,
que la sombra nos dé nombre
y que la muerte se muera.

En el círculo de fuego
la tribu sueña despierta;
bajo el suelo las raíces,
sobre el cielo las estrellas.
Y el tiempo gira que gira
y el mundo rueda que rueda
y la tribu se imagina
que baila una danza eterna.

Que se fundan nuestros cantos
tejiendo risas y penas,
que la sombra nos dé nombre
y que la muerte se muera.


Álvaro Tato, poeta, actor y dramaturgo nacido en Madrid en 1978. Forma parte de las compañías Ron Lalá y Ay Teatro. Es autor de versiones para la Compañía Nacional de Teatro Clásico y obras originales y adaptadas para diversas producciones de artes escénicas que han obtenido numerosos premios y se han representado en una veintena de países.