El río de mi vida se remansa
más nunca será charca,
fluirá y saltará con nuevos bríos
surgidos desde dentro.
Siempre será de agua clara y limpia.
Aunque su curso
no sea impetuoso
seguirá
rompiendo diques y cadenas,
y libres, en surtidores,
proseguirá
su límpida carrera
nunca será
agua estancada.
En mi mente
habrá
siempre
un nuevo verso
que, al papel,
gozoso saltará.
En mi corazón
habrá nuevas ternuras,
y en la rosa,
ya cansada, de mis días,
aparecerán
nuevas espinas
que me harán,
llorar, entristecida.
Mercedes Cavestany. De familia madrileña, nació en 1933 en Fuenterrabía y acabó echando raíces en la villa de Jovellanos tras mudarse junto a su marido, Mariano Costales Gómez-Olea, en 1962. Desde entonces su amor por la literatura la llevó a compartir sus textos en numerosas publicaciones, entre ellas EL COMERCIO, diario con el que colaboró durante varios años. Llegó a publicar más de una decena de libros. Sus últimos versos fueron: «Una alondra que canta en la madrugada. ¿Es para avisarme que he de empezar a vivir? / Tomo nota de lo que veo y lo que digo, el silencio tan callado y hablador / El aroma de los días que pasan inexorables, el olor de la tarde / La esperanza es un pájaro que nos desespera, que llega o no llega, que viene y se va». Falleció en Gijón en 2020.