La playa

Obra de Rubén de Luis

Nadie podrá quitarme -me digo- la ilusión
de soñar que ha existido esta mañana.
Se ha detenido el tiempo: oigo tu risa,
tus palabras de niño. Nunca he estado
tan conforme con todo, tan seguro
de mi alegría. Juegas junto al agua, y te ayudo
a recoger chapinas, a levantar castillos
de arena. Vas corriendo de un sitio para otro,
chapoteas, das gritos, te caes, corres de nuevo,
y luego te detienes a mi lado y me abrazas
y yo beso tus ojos, tus mejillas, tu pelo,
tu niñez jubilosa. El mar está
muy azul y muy plácido. A lo lejos,
algunas velas blancas. El sol deja
su oro violento en nuestra piel.
Me digo
que es cierto este milagro, que es verdad
el inmóvil fluir de la quieta mañana,
la ilusión de soñar el remanso dulcísimo
en el que acontecemos como seres
dichosos de estar vivos, felices de estar juntos
y de habitar la luz.
Pero escucho, de pronto,
el ruido terrible y oscuro y velocísimo
que hace el tiempo al pasar, y la firmeza
de mi sueño se rompe; se hace añicos
-como un cristal muy frágil- la ilusión
de estar aquí, contigo, junto al agua.
El cielo se oscurece, el mar se agita.
Siento en mi sangre el vértigo espantoso
de la edad: en un instante, transcurren muchos años.
Y te veo crecer, y alejarte. Ya no eres
el niño que jugaba con su padre en la playa.
Eres un hombre ahora, y tú también comprendes
que no existió, ni existe, ni existirá este día,
la venturosa fábula de mis ojos mirándote,
la leyenda imposible de tu infancia.
Estás solo, y me buscas. Pero yo he muerto acaso.
Somos sombras de un sueño, niebla, palabras, nada.

De Autorretratos

Eloy Sánchez Rosillo, poeta español nacido en Murcia, en 1948

El verano

Mejor tal vez sería no recordar de nuevo
los días que pasaron como caricias crueles
por tu piel y mis manos.
En la luz del deseo brillaron nuestros cuerpos
y juntos escuchamos la voz ancha del mar.
Las heridas fragantes de aquel tiempo persisten
como antiguos dolores recientes en mi carne.
Yo no quiero escuchar el lenguaje marchito
de las cosas que ardieron.
Pero sé que es inútil. No es posible
recurrir a un presente hecho de soledad
para olvidar el canto de un verano, unos brazos,
para dejar temblando en el camino
el fuego que aún enciende sin querer mis palabras.

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Eloy Sánchez Rosillo, Murcia 1948, poeta, escritor, traductor y profesor español.​ Ha sido reconocido, entre otros, con el Premio Adonáis de Poesía y el premio de la Crítica de poesía castellana.​Se le considera uno de los personajes vivos más representativos de la poesía española contemporánea.​​​​

Estar entre las cosas

Aquí no necesito meditar,
abismarme en honduras insondables
para llegar al corazón de todo.
Hay tanta soledad, tanta quietud,
que el fondo está a la vista, en lo inmediato.
Clarea la mañana.
Miro y escucho, huelo, saboreo,
palpo la realidad que se me ofrece
como regazo y vínculo.
Me extraño de ser yo
y me aparto de mí y de mis zozobras.
Ahora sé que las piedras de los ríos,
de redondez tan dura y bien pulida,
son muy tiernas por dentro;
conozco que la nube es veleidosa,
pero sin petulancia,
y alguna vez, en sus fabulaciones,
se convierte en un árbol arraigado.
Aquí sólo preciso
atención e ilusión, abrazo, entrega,
estar entre las cosas
igual que se nos muestran ellas mismas
en su sosiego y conformidad.
Este asentir unánime
suena con el fervor de una cadencia,
y más aún porque el silencio es
algarabía de lo vivo y junto.

Eloy Sánchez Rosillo, poeta español nacido en Murcia en 1948

El abrazo

No nos verán y acaso algunos digan,
faltan desde hace mucho, se habrán muerto;
tanto que se querían y que amaban la vida,
pero al final se fueron.
Tergiversan la muerte quienes así la empañan,
e igualmente el amor, que es llave y cifra
del existir y en todo se manifiesta y canta,
hasta en las cosas mínimas.
A través de la tierra y la oscura maraña
de intrincadas raíces te miro y tú me miras.
Mezclados con el fuego, con el agua y el barro
que nos acogen y nos purifican,
somos aire también, ensueño, abrazo
que nunca se termina.
Y qué intensa esta luz que respiramos,
este fulgor que crece en la ceniza.

Eloy Sánchez Rosillo, poeta español nacido en Murcia en 1948

Entrar en el silencio

Entrar en el silencio, como quien
se ha perdido en la vida y se ha olvidado
de cuanto le importaba y era suyo.
Y de pronto, en su frente,
el leve toque apenas perceptible
de una mano amorosa – casi un soplo
de no sabemos dónde -lo rescata
de hurtos y desamparo de los días:
tanto dolor que silba por los huesos,
igual que el viento aquel
en las noches más solas de la infancia,
tantas lágrimas turbias.
Al fin, hoy,
se despierta ya dentro de esta luz:
es el silencio. Y mira, y oye, y sabe
-resurgido de sí desde el origen-
que todo está empezando.

Eloy Sánchez Rosillo, poeta español nacido en Murcia en 1948

El poeta

Eloy Sánchez Rosillo

Siempre te he visto así, con esa firme
aceptación altiva de la noche.
Sobre tu gesto el tiempo deposita
la pátina indudable de la estirpe
que te eligió y dio nombre a la costumbre
de andar siempre tan solo entre los hombres.
La ceniza sagrada de otros cuerpos
acumula en tu voz sus viejos cantos,
su manojo de huesos y palabras.
Te han señalado a ti porque adivinan
que eres la rama verde, el tiempo nuevo
en el que se prologan los afanes:
a tu modo dirás que lo aprendiste
en la frecuentación de unas presencias
que nunca se apagaron ni se fueron.
Saben cómo te alcanzan esas sombras
que te imponen su amor, su deterioro.
Tu destino es buscar lo que se esconde
tras la espesa corteza de los días,
evitar que te escuchen los oídos
que alimentan su paz en la dorada
seguridad del pan y los metales.
Habitarás la tierra de tu culpa,
la casa amarga de la soledad.
Pero en tu pecho brillará una herida
y en tu dolor palpitarán los astros.

Eloy Sánchez Rosillo, poeta español nacido en Murcia en 1948

El poema

eloySanchezCaminante

A veces me tropiezo con tu sonido. Escucho
un eco que golpea las paredes del sueño
y oigo en mi pulso un ritmo de aventura y suicidio.
La noche se hace entonces laberinto. Mis pasos
penetran en el bosque, presienten el encuentro.
Me acerco a los lugares donde la muerte esconde
el vértigo y la luz de su relámpago.
Para todo soy ciego si este dolor me acecha:
la destrucción buscada es la vida más honda.
Ya no puedo escapar. tu voz es cárcel;
la orden se hace canción, llanto quemado,
lucidez delirante, tiempo entero.
Me rodean las cosas; en la penumbra gimen
y esperan que las nombre, que mis manos
impriman un color a su destino,
esculpan una forma en su carne reciente.
Me olvido del silencio, de la larga sequía;
la soledad se puebla de jadeos y gritos;
giran los signos y la sombra acepta
mi fiebre sacudida, mi pasión levantada.
Me pierdo en el camino. regreso. Al fin descifro
la secreta escritura, el vértice sonoro.
todo termina y callo. Tiembla la noche. Cae
una gota de lumbre sobre el papel en blanco.

27 de febrero de 1974
Eloy Sánchez Rosillo, nacido en Murcia, en 1948

Cuerpo dormido

sergeMarshennikov
detalle del óleo de Serge Marshennkov

A veces recuerdo la tibieza de aquellos días,
la gracia de aquel cuerpo dormido,
la blancura del lecho en un rincón del cuarto,
el libro abandonado, entreabierto,
la lámpara sumisa, la ventana,
el sonido lejano de la lluvia,
los lentos rumores de la noche.
y pienso entonces que fue hermosa la vida,
y acaricio en mi pecho las heridas del tiempo.

25 de agosto de 1975

Eloy Sánchez Rosillo, poeta español nacido en Murcia, en 1948

En la imagen detalle del óleo de Serge Marshennikov nacido en 1971 en Ufa (Bashkiria, URSS)