I
Dos árboles y dos palmeras inician la crueldad de la noche
Prendo las lámparas de aceite
y te invito a cruzar el puente levadizo de la locura
Nos reciben bufones con caperuzas y cascabeles
juglares y trovadores inventan metáforas como requiebros
delirios que hacen transparentes mis enaguas
Yo estoy desnuda en el centro de esta agua nocturna
y tú eres hermoso
y comienza el festejo
II
Desde la techumbre almenada que brilla
un río de iridiscencias rumorosas nos envuelve
La noche es un solo resplandor de hojas y alabastros
La noche es un pifano arrebatado una música que no termina
Allí los perros persiguen a un caballero
disfrazado de lobo para alegrar a su dama
florecen tréboles de cuatro hojas
surtidores y aljibes con olor de malvas y rodaballos
Allí el banquete de volaterías la danza el vino como de ámbar
Aquí arde el verano y también yo pero en mi propia llama
ceremonia de consagración en el último resplandor del sueño
Tu mano borra lo que mi deseo manda
al tiro de la ballesta flecha
y entonces estocada.
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Soledad Álvarez (Santo Domingo,La Habana, Cuba. 1950), poeta y ensayista, Premio Nacional de Literatura de su país en 2022.