Enigma

Y mi duda,
Descartes, tu «pienso, luego existo»
no alcanza ni conforma.
Insaciable y hambrienta, mi duda
es una loba
que corre tras la carne
por la escarcha desierta.
A qué distancia vivo de mi ser verdadero,
no aquél que deja huella de pasos
en el suelo, no aquél
que pone sombra fugaz sobre la tierra.
Qué hay de mío en mi angustia,
cuánto hay de mí en mi pena,
o es que esto que me agobia
me viene desde lejos
en secular herencia.
Quien diseñó mi cuna, quién proyectó mi horca.
Y desde la penumbra al umbral de la gota
primera de mis venas, un dios
que se me mofa.
Y no es el Dios solemne que se signa
en mayúscula,
altiva inconsistencia por sobre nuestras culpas
Hablo de un Dios humilde, hecho
a mi imagen propia.
Un Dios sin petulancia que peca y se equivoca,
que lo llevo aquí dentro, sostén
de mi maqueta carnal de imperfección.
Que tan pronto me anima, me apacigua
y me alienta, así como me humilla,
me apostrofa y blasfema.
Y mi pregunta eterna, y eterna sin respuesta.
Qué será de mí luego; qué fui antes de ahora,
y qué es esto que vivo cautiva
de mi forma.
Y nada hay que me sirva de todo este tatuaje
que guardo en la memoria.
Puesta sobre el abdomen abrupto de la tierra,
una piedra entre piedras, una planta
entre plantas,
un hombre entre los hombres, y entre las bestias
bestia, igual y misma cosa
para una eterna mutación de sombras.
Un fuego fatuo apenas, mi azul fosforescencia,
ya preoscila en la cuerda…
Y bajará mi duda, a saciarse en la húmeda
carne de la tierra.

Poema de Matilde Alba Swann, poeta argentina 1912-2000

Quiero huir de tu lástima…

PinoDaeni
Obra de Pino Daeni 

Quiero huir de tu lástima, y tropiezo
con mis zarzas de miedo
y con mi nido
de alegrías dormidas, y desgarro.

Has tendido
tu sonrisa en piedad a mi costado,
y te quedas
a mirarme ceder, sombra inclinada
como un tronco crujido
de castigos.

Tus dos brazos cruzados, y ya ajenos,
y una boca de beso
que se guarda.

Nunca me vi pequeña como ahora,
a los pies de tu altura
compasiva.

Nunca, como hoy, descalza
y azotada,
a un instante del nunca, irremediable.

Ya no vibra mi carne
en paraísos,
ni en infiernos, ni en manzanas, serpientes,
ni en exilios.

Una lacia
sensación de desgano que me arrastra,
un insomne desorden
de cabello, una pena tremenda de estar triste,
y un deseo
de morirme mañana,
antes que partas, y dejarte
sonreír de piedad sobre mi ausencia.

Poema de Matilde Alba Swann, poeta argentina 1912-2000
En la imagen, pintura de Pino Daeni, artista italiano 1939-2010

Sueño que llueve

audey hepburn

Sueño que llueve y que me estás queriendo.
Cielo en congoja, mi corazón deshace,
Y deshaces con él; lluvia tú mismo
Me transcurres lento;
Yo me dejo llevar por los canales
Inundados de hojas
Y de pasos
Y un crujido me llora desde el hueso.

El mundo en selva
De colores
Viene
A espejarme en nosotros, y a impregnarnos
De misterio, de aroma y de raíces.

A la vera de esta
Irrealidad, palpita, un niño tibio
Que indeciso arrima
Con su barco de papel y quiere
Navegar nuestra sangre.

Sueño que llueve; acaso estés soñando
A mi ritmo, y amándome,
Y en tanto,
Esta lluvia silente, tal vez sueñe
Ser mujer, y sufrir.

Ávido el suelo que la bebe sueña, quizás,
Ser hombre y consumirla; ruedo
Como una gota entre tus brazos, vuelco
Sollozando tu nombre.

Tú deslizas, compactado llanto, por mi cielo
Y rompes; un deshacer unidos,
Ya no somos, y despierto.
Sin nosotros, y sin sí mismo, el sueño
Se ha quedado soñando
Ser la muerte.

Matilde Alba Swann, poeta argentina 1912-2000
En la imagen Audrey Hepburn en la película Desayuno con diamantes

En este día de lluvia

Un gris limpio, monótono, inasible,
en este día de lluvia
y cielo enfermo,
el corazón del agua está soñando
con bandadas de pájaros
de vidrio,
y en la rama otoñal, junta la ausencia,
luces mojadas, y voces
de aluminio.
Hay como un gato gris
rondando en torno,
así de blando,
así
de ojo amarillo.
Es casi tarde, mi niñez descalza,
viene a buscarme por un largo río,
bajo un mar vertical
deshilachado,
y un silencio de océano dormido.
Salgo a su encuentro, quedo de su mano,
me desnudo en su piel, líquida cuna,
vuelvo a mi antiguo manantial,
deshago,
gota a gota, pausada, mansa,
muerta.
Bajo un llanto de techos castigados,
somnolientos, reencarno,
soy de lluvia.

Poema de Matilde Alba Swann, poeta argentina 1912-2000