Canción de amiga

Permíteme un sorbo
de fuerza vital.
Apúrate, amiga, duerme ya tus sueños
vive el despertar
irse desandando
hacia el desamar.
¿Cantares? <<lo nuestro

(cantar) es pasar>>
los pies en-re-da-dos (los pies en las redes)
hasta dar al mar.
Ser vida, << dispuestos>>
a/se/acabar>>
este río. Río, riamos, vivamos
agua de cantar.
Río dulce, ríe,
la vida es rodar.
Cuento el canto, canta
viva realidad
música de tango. Vivo el baile, baila
aprende a bailar
la danza… pasando
¡pasando! pasar…

Charo Fuentes Caballero (Cascante, 11 de octubre de 1943) es una escritora, poeta y gestora cultural navarra.


Lagun Kanta

Utz iezadan bizitz indarretik
zurrupi bat egin dezadan.
Erna hadi, lagun, lotara itzan heure ametsak
esnatzea bizi ezan
desibiltzen joatea
desmaitatzerantz.

Kantuak? << guri dagokiguna

(kantatzea) dun pasatzea>>
oinak ko-ra-pi-la-tu-rik (oinak sareetan)
itsasoan bizia galtzea.
<< Ez dun beste biderik

heure ahotsa dun heure ibiltzea>>

Bizi izatea, <<ibai honetan zera…
galtzeko prest beti,
ur txirrian. Irrika niagon, irri eginez bizi gaitezen
kantuaren uretik.
Ibai garbi, egizan irri
bizitzaren gurpiletik

Kontu kantaria, kanta ezan
bizi irudipenen
musika liluragarria. Dantzan bizi naun, dantzari
dantza doinu denen
dantzan ikas ezan pasatzen
pasatzen! ahalik emeen…

Después

El cielo de veras que no es éste de ahora
el cielo de cuando me jubile
durará todo el día
todo el día caerá
como lluvia de sol sobre mi calva.
Yo estaré un poco sordo para escuchar los árboles
pero de todos modos recordaré que existen
tal vez un poco viejo para andar en la arena
pero el mar todavía me pondrá melancólico
estaré sin memoria y sin dinero
con el tiempo en mis brazos como un recién nacido
y llorará conmigo y lloraré con él
estaré solitario como una ostra
pero podré hablar de mis fieles amigos
que como siempre contarán desde Europa
sus cada vez más tímidos contrabandos y becas.
Claro estaré en la orilla del mundo contemplando
desfiles para niños y pensionistas
aviones
eclipses
y regatas
y me pondré sombrero para mirar la luna
nadie pedirá informes ni balances ni cifras
y sólo tendré horario para morirme
pero el cielo de veras que no es éste de ahora
ese cielo de cuando me jubile
habrá llegado demasiado tarde.

Mario Benedetti, escritor, poeta y dramaturgo uruguayo. 1920-2009

El camino cegado por el bosque

fotografía de María J. Leza©, en la selva de Irati

Créeme, no es piedad lo que siento por ti,
ahora que estoy lejos, sino un recuerdo herido.
Por ti y por el camino cegado por el bosque
que no pude seguir aquella noche joven,
perfumada y abierta como el cuerpo de un pino.
No es piedad, sino una sensación de fracaso,
de suave y entrañable dolor que nunca cesa.
Fuiste buena conmigo en mis días de entonces:
me diste cuanto soy, este veneno dulce
que me impulsa a luchar contra el mar, contra el tiempo
y contra el mismo amor de los que bien me quieren.
No es piedad, aún te busco en la noche perfecta,
deseoso, sediento de tus colores ácidos,
de tus estrellas frías, de tus ramas y ríos
helados tras los cielos del más hermoso invierno.
Te lo digo dolido y con los ojos húmedos,
aunque la mente esté segura, serenada:
no te pude tener más cerca, pues mis labios
llegaron a rozar tus nieves, tu horizonte.
No es piedad, créeme; sólo sé que una tarde
avanzada, profunda, descendí de aquel monte
puro y purificado como un fuego de junio.
Creí volver a ti definitivamente
y me encontré el camino cegado por el bosque.

«Astrolabio» 1975 – 1979

Antonio Colinas, 1946 La Bañeza, León. Poeta, novelista, ensayista y traductor español. Ha publicado una obra variada que ha recibido, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura en 1982.

Insomnio

obra de Tamara de Lempicka

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
-cauce fiel de abandono, línea pura-,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

de Alondra de verdad (1941)

Gerardo Diego (Santander, 1896 – Madrid, 1987) Poeta español considerado una de las figuras más representativas de la Generación del 27, a la que agrupó por primera vez en una célebre antología y que encabezó el redescubrimiento de Góngora.

Profesor de literatura y de música, inició su andadura poética con El romancero de la novia (1920), que denotaba cierta influencia de Juan Ramón Jiménez y su aprecio por las formas tradicionales. Después de una breve estancia en París, donde hizo amistad con Vicente Huidobro y conoció la pintura cubista, reveló su permeabilidad a las corrientes vanguardistas, como el creacionismo, en versos de gran musicalidad.

Colina

Ola cuajada en la piedra
con espuma de romero,
hasta tu desnuda cima
me has levantado sin vuelo.
Sobre tu lomo clavada
—mástil sin vela en el viento—
de un horizonte redondo
soy matemático centro.
Ocres, amarillos, verdes,
me enredan los pensamientos…
—pinos, tierra; tierra, pinos;
Duero, chopos; chopos, Duero—.
El aire me hace sorber
tragos de frío silencio.
El péndulo de la tarde
me bate lento en el pecho.
El grito de un ave avanza,
hélice de agudo acero:
manos y boca me sangran
sólo de intentar cogerlo.

Ángela Figuera Aymerich, (1902-1984) poeta nacida en Bilbao, fue una de las principales figuras de los que se denominado Poesía desarraigada de la Primera Generación de Postguerra española.

El regreso

Atendiendo a la voz del paisaje interior
como a un buen maestro
recojo
las manos
-ruecas del pensamiento-
y ocultando en la nieve la felicidad de la infancia
al abrirse la puerta como de seda
empiezo a caminar
por una senda de piedras blandas
hasta encontrar
en los paisajes sin edad
un altar humildemente adornado
tesoro de oro viejo
a cuyos pies
reposa un ramo de pequeñas rosas
limpio
enlutado en rocío
como el ojo que mira hacia el interior
en los sonidos sutiles más allá de la partitura
hasta perfilarse
eclipsándose sobre vivas sombras de avefrías
en los dedos de una arquitectura de cristal
una luz pequeña pero luminosa
el reflejo relevado
de la noche blanca que cada cual lleva
el cielo artesano que cada cual tiene.

(Publicado en Pérgola, núm. 5, nov/dic. 1985)

Miren Amaia Iturbide Mendinueta, Bilbao 1961.

Itzulbidea

Barne-paisaiaren mintzoari begira
maisu on bati bezala
eskuak
-gogoetaren goruak-
biltzen ditut
eta haurtzaroko zoriona elurretan izkutaturik
zetazkoa dirudien atea zabaltzean
harri bigunezko zidorretik
ibiltzen hasten naiz
adinbako iraganbideetan
aurkitzeraino
apaindura apaleko aldare bat
urre zaharreko altxorra
non oinetan
larrosatxo-sorta bat daukan
garbia
ihintzez enlutatua
barnerantz behatzen duen begiaren modura
partituraz bestaldeko soinu meheetan
hegaberen itzal bizietatik gora eklipsatzen
soslaitu arte
kristalezko arkitekturaren behatzetan
argi bat
ttikia baina argia
bakoitzak daraman gau zuriaren
islada errebelatua
bakoitzaren zeru artisaua.

Lluvia

obra de Sofia Bunoti (Soffronia)

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!

Federico García Lorca, Fuente Vaqueros 1898- 1936, poeta, dramaturgo y prosista español. Adscrito a la generación del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx. Como dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro español del siglo xx, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo.

Canto río con tus aguas

ilustración de Natalie Foss

Canto, río, con tus aguas:
De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no lloran.

Yo nunca seré de piedra.
Lloraré cuando haga falta.
Lloraré cuando haga falta.
Lloraré cuando haga falta.

Canto, río, con tus aguas:

De piedra, los que no gritan.
De piedra, los que no ríen.
De piedra, los que no cantan.

Yo nunca seré de piedra.
Gritaré cuando haga falta.
Reiré cuando haga falta.
Cantaré cuando haga falta.

Canto, río, con tus aguas:

Espada, como tú, río.
Como tú también, espada.
También, como tú, yo, espada.
Espada, como tú, río,
blandiendo al son de tus aguas:

De piedra, los que no lloran.
De piedra, los que no gritan.
De piedra, los que no ríen.
De piedra, los que no cantan.

Rafael Alberti Merello,(Puerto de Santa María, Cádiz, 1902- 1999) escritor español, especialmente reconocido como poeta, miembro de la generación del 27. Está considerado uno de los mayores literatos de la llamada Edad de Plata de la literatura española

Balance

Es hora de echar cuentas. Retiraos.
Dejad ese bullicio del paseo,
la mesa del café, la santa misa,
y el bello editorial de los periódicos.
Entrad en vuestra alcoba. Echad la llave.
Quitaos la corbata y la careta,
iluminad el fondo del espejo,
guardad el corazón en la mesilla,
abríos las pupilas y el costado.
Poneos a echar cuentas, hijos míos.

Tú, invicto general de espuela y puro,
echa tus cuentas bien, echa tus cuentas.
Toma tus muertos uno a uno, ciento
a ciento, mil a mil, cárgalos todos
sobre tus hombros y desfila al paso
delante de sus madres.

Y tú, ministro, gran collar, gran banda
de tal y cual, revisa, echa tus cuentas.
Saca tu amada patria del bolsillo
como un pañuelo sucio sin esquinas.
Extiéndelo y sonríe a los fotógrafos.

Y tú, vientre redondo, diente astuto,
devorador del oro y de la plata,
señor de las finanzas siderales,
echa tus cuentas bien, echa tus cuentas,
púrgate el intestino de guarismos
y sal si puedes que te dé la lluvia.

Tú, gordo y patriarcal terrateniente
esquilador de ovejas y labriegos.
Tú, cómitre del tajo y la galera,
azuzador de brazos productivos.
Tú, araña del negocio. Tú, pirata
del mostrador. Y tú, ganzúa ilustre
de altos empleos, ávida ventosa
sobre la piel más débil, echa cuentas,
medita y examínate las uñas.

Y tú, señora mía y de tu casa,
asidua del sermón y la película,
tú, probo juez de veinte años y un día,
tú, activo funcionario de once a doce,
y tú, muchacha linda en el paseo;
tú, chico de familia distinguida
que estudias con los Padres y no pecas.
Y tú, poeta lírico y estético,
gran bebedor de vino y plenilunios,
incubador de huevos de abubilla
en los escaparates fluorescentes,
sumad, restad, haced vuestro balance,
no os coja el inventario de sorpresa.

Tú no, pueblo de España escarnecido,
clamor amordazado, espalda rota,
sudor barato, despreciada sangre,
tú no eches cuentas, tienes muchas cifras
de saldo a tu favor. Allá en tu día,
perdónanos a todos nuestras deudas,
perdónanos a todos en tu nombre
y hágase al fin tu voluntad
así en España
como en el cielo.

Ángela Figuera Aymerich, (1902-1984) poeta nacida en Bilbao, fue una de las principales figuras de los que se denominado Poesía desarraigada de la Primera Generación de Postguerra española.

Me sobra corazón

ilustración de Amanda Cass

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella.
Y me busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?… no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra corazón.
Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

Miguel Hernández, poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. (Orihuela, 30 de octubre de 1910 – Alicante, 28 de marzo de 1942)