Nubes

fotografía de María J. Leza ©

Islas del cielo, soplo en un soplo suspendido,
¡Con pie ligero, semejante al aire,
Pisar sus playas sin dejar más huella
Que la sombra del viento sobre el agua!
¡Y como el aire entre las hojas
Perderse en el follaje de la bruma
Y como el aire ser labios sin cuerpo,
Cuerpo sin peso, fuerza sin orillas!

Octavio Paz, poeta mexicano 1914-1998

Tus ojos

Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.

Octavio Paz, poeta mexicano 1914-1998

Silencio

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

Poema de Octavio Paz, poeta mexicano 1914-1998

Escrito con tinta verde

La tinta verde crea jardines, selvas, prados,
follajes donde cantan las letras,
palabras que son árboles,
frases que son verdes constelaciones.


Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubran
como una lluvia de hojas a un campo de nieve,
como la yedra a la estatua,
como la tinta a esta página.


Brazos, cintura, cuello, senos,
la frente pura como el mar,
la nuca de bosque en otoño,
los dientes que muerden una brizna de yerba.


Tu cuerpo se constela de signos verdes
como el cuerpo del árbol de renuevos.
No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa:
mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas.

Poema de Octavio Paz, poeta mexicano 1914-1998

Bajo tu clara sombra

vladimir_Volegovmujer tumbada
«relajación» óleo de Vladimir Volegov

Un cuerpo, un cuerpo solo, un solo cuerpo
Un cuerpo como día derramado
Y noche devorada;
La luz de unos cabellos
Que no apaciguan nunca
La sombra de mi tacto;
Una garganta, un vientre que amanece
Como el mar que se enciende
Cuando toca la frente de la aurora;
Unos tobillos, puentes del verano;
Unos muslos nocturnos que se hunden
En la música verde de la tarde;
Un pecho que se alza
Y arrasa las espumas;
Un cuello, sólo un cuello,
Unas manos tan solo,
Unas palabras lentas que descienden
Como arena caída en otra arena.

Esto que se me escapa,
Agua y delicia obscura,
Mar naciendo o muriendo;
Estos labios y dientes,
Estos ojos hambrientos,
Me desnudan de mí
Y su furiosa gracia me levanta
Hasta los quietos cielos
Donde vibra el instante;
La cima de los besos,
La plenitud del mundo y de sus formas.

Poema de Octavio Paz, poeta mexicano 1914-1998

en la imagen «relajación», óleo sobre lienzo de Vladimir Volegov 

Del verdecido júbilo del cielo

 

volegovVladimir00
Pintura de Vladimir Volegov

Del verdecido júbilo del cielo
Luces recobras que la luna pierde
Porque la luz de sí misma recuerde
Relámpagos y otoños en tu pelo.

El viento bebe viento en su revuelo,
Mueve las hojas y su lluvia verde
Moja tus hombros, tus espaldas muerde
Y te desnuda y quema y vuelve hielo.

Dos barcos de velamen desplegado
Tus dos pechos. Tu espalda es un torrente.
Tu vientre es un jardín petrificado.

Es otoño en tu nuca: sol y bruma.
Bajo del verde cielo adolescente.
Tu cuerpo da su enamorada suma.

Octavio Paz. poeta mexicano 1914-1998

En la imagen óleo de Vladimir Volegov