Libertad

Vi que mis manos sangraban
de tanto arrimarse al lugar
por donde se habían liberado un poco.
Fue como parir arañazos,
cuidarlos y alimentarlos.
Mientras me preguntaban
si eran todos del mismo padre…
Yo, todavía coagulando por el último,
les digo que son todos hijos del hambre.
Su familia me envía disturbios,
insultos y rebeliones.
Intentan cruzar los dedos
fuera de este país,
pero de tanto curarme en casa
mis manos infectadas dejaron de parir.
Como ya no podía sentir dolor,
me lavaron la cara con ultimátum puro.
Hemos evitado un desahucio, queridas manos.
Y ahora alguien desconocido
os ha cruzado sobre mi pecho.
Aunque solo nos dieron un puño por brazo,
fue suficiente para desangrarnos antes del cruce.
¿Para qué pensabas que era?
El desconocido, digo. Y el pecho. Y el puño.

del poemario Manchas de frío

Sonia Arias López nació en Vidul, un pequeño pueblo de la parroquia de Paradela, Lugo. Desde muy joven mostró su pasión por la lectura, principalmente la poesía. Este adorado pueblo influye en su manera particular de escribir consiguiendo, entre otras cosas, que su estilo nos llegue limpio e inconfundible. La autora insiste en que la infancia es esencial en la vida de una persona. De esta forma nos hace saber que sus raíces siempre serán el pilar central de cada libro. Ella dice que adora ser de donde es y no de «todos esos lugares bonitos pero de otros».