A una lágrima

Una lágrima se escurre

Gota del mar donde en naufragio lento
se hunde el navío negro de una pena;
gota que, rebosando, nubla y llena
los ojos olvidados del contento.

Grito hecho perla por el desaliento
de saber que si llega a un alma ajena,
ésta, sin escucharlo, le condena
por vergonzoso heraldo del tormento.

Piedad para esa gota, que es cual llama
de la que el corazón se desahoga
cual desahoga espinas una rama.

Piedad para la lágrima que azoga
el dolor, pues si así no se derrama,
el alma, en esa lágrima se ahoga…

José Ángel Buesa, poeta cubano, 1910-1982. Se le ha llamado el “poeta enamorado”. Ha sido considerado como el más popular de los poetas en la Cuba de su época. Su popularidad se debía en gran parte a la claridad y profunda sensibilidad de su obra. Muchos de sus poemas han sido traducidos al inglés, portugués, ruso, polaco, japonés y chino. Otros muchos han sido musicalizados o recitados en unos 40 discos de larga duración. Fue también novelista y escritor de libretos para la radio (novelas radiofónicas) y la televisión cubana, también fue director de célebres programas radiales en las estaciones RHC-Cadena Azul y CMQ, ya inexistentes.

El corazón tranfigurado

Kindra Nikole-0
fotografía de Kindra Nikole

Es tiempo de las sombras,
de las bocas que caen ávidamente
en los pájaros, ojos de los hombres;
sobre los hombres, pájaros de Dios.
Viento menudo, pasajero ciego
al rumor de los árboles, al cielo
abierto inmensamente como un ojo
de Dios, certero y duro:
Yo soy un pobre pájaro dormido
en la tierra de Dios,
bajo sus ojos he perdido las alas
y mi canto es el canto de las mutilaciones.
Habito en una casa transitoria,
a la que el viento lleva eternamente
como al silencio mismo,
en un canto desgarrado y profundo.
He quedado tan pobre como el viento
que toma y lleva y abandona todo,
he quedado tan pobre como el eco
bajo los cuatro muros apagado.
Ha gastado la lluvia mis angulosos bordes,
mis huesos han bebido de las constelaciones
habito como musgo en las manos del tiempo
y siento mi ceniza que se desprende y cae.
Soy un pájaro roto que cayera del cielo
en un molde de barro;
soy el juego de un niño;
apenas soplo, lodo y su saliva;
soy el barro que guarda
este pájaro herido en la caída;

soy el caído pájaro que canta
en su dolor y en sus limitaciones;
soy todo lo que vuela, la ceniza,
el muro, el viento, el pájaro, el olvido.

Hundido, por inasible viento de sus manos
hiriendo en las entrañas del vacío,
en el principio el verbo.
Arranca la dolorosa flor de sus criaturas,
en el principio el verbo,
su corazón el mar, y herida
de su corazón el cielo.
EI tiempo y el espacio balando su belleza,
la música de esferas afianzada
en el dolido corazón del hombre,
que es su vida la música de un viento,
las sombras desgarradas bajo su voz alienta
que le dio la envoltura
de su mortal figura,
en el principio el verbo.

El aire lame mis heridos huesos
como enorme animal enloquecido;
el cielo, espada azul sobre mis ojos,
penetra desmembrado y fugitivo.
Mis manos se hundirán en el silencio
y he de caer filtrada
en el intimo torso de las aguas.
Porque el silencio es sembrador de espuma
sobre el haz de las cosas;
en su pausada siesta, mis oídos
florecerán hundidos,
y ya pronto,
tórtola abandonada el corazón,
dando pequeños saltos de ceniza
en su gris perecer, doblando el cuello,
ha de saltar eternamente ciervo
sobre la yerba humilde.

Porque el silencio es sembrador de espuma
sobre el haz de las cosas,
hemos de fermentar en el silencio;
y ya mis ojos, desolados ciervos,
también del corazón irán huyendo
con el espacio por hermano ciego.

El tiempo niño de la voz de vuelo
tomó mi cuerpo, trompo de ceniza,
sobre sus muslos, ríos escapándose
junto a mi fe burlada.
Más allá de la duda,
quedó mi corazón en voz de queda
afianzado en el aire, sordo y mudo,
con sordera de mar que apenas grita,
con sordera de fugaz condición perecedera,
sonidos deslenguados
que le han dado a mi cuerpo
el visionario amor y la ternura ciega
del tiempo niño del afán que rueda.

El tiempo niño de la voz de vuelo
tomó todas las flores de la sangre.
La rosa pisoteada bajo el caballo negro
alzó sus rotos pétalos
y gira con los ojos delirantes
reposada y eterna.
Las cuencas deshojadas de su voz
son pétalos girando eternamente.
Toda la eternidad es la paloma
suspendida de un hilo sin principio
y persigue su sombra
hacia el fondo, escondida
en la rota figura de los cuerpos,
toda la eternidad una paloma.

El tiempo niño de la voz de vuelo
quiso dejar su viento y detenerse,
abandonó mi mano en su carrera.
Ahora, y sin calor, a la distancia,
la manzana veloz de su latido
es una sola y desprendida flor
de una desconsolada primavera.

Un fino viento toca dulcemente
adormecida flauta de los días;
reverdecen los álamos, el viento,
y aquí mi corazón, junto con ellos.

Toda la eternidad una paloma
suspendida de un hilo sin principio,
toda la eternidad ya no le basta
al corazón para su inútil vuelo,
ya no mide los muros
si es para limitar sus esperanzas.

Una estrella que llora su soledad de espejo,
un puñado de plumas temblorosas,
así mi corazón, el viento llega
a dormir por las noches en su cuenca.
Mi corazón espejo caído de la noche
es costilla de Adán iluminada;
ha encontrado el lugar de su costado
y espiga los sentidos en raíz de tu nombre.
Toda la eternidad aposentada
y el hueco de tus venas mi aposento.

Toda la eternidad en el pequeño
ademán de tu paso;
la fruta de tu voz es mi alimento
y toda mi figura desgarrada
es rota flor, abierta primavera
que en la tierra angustiosa de tu nombre
bebe desde sus hojas una lluvia de fuego.

Toda mi eternidad aposentada
y el hueco de tus venas mi aposento.

Porque el amor es el dolor del viento,
todo un viento de llanto se me ahoga
en ardoroso grito;
porque el amor es el cantar del viento
que en un desorbitado remolino
muestra su corazón de polvo y fuego;
porque mi corazón es el sendero
herido de tu paso
que florece en el fuego de tu viento,
y mi canto tu aliento que florece
en un regocijado remolino de fuego.

En un viento de vides se deshoja
la soledad de todos los caminos
este sueño es un sueño desprendido
con raíz de humildad
y fuerza de árbol vivo,
y este sueño es la sombra que se muere
con la primera estrella matutina.

Dolores Castro Varela (Aguascalientes, 1923) es poeta, narradora, ensayista y crítica literaria. Fue fundadora de Radio UNAM y condujo el programa Poetas de México en el Canal 11. Ha sido profesora en la UNAM, la Universidad Iberoamericana y la Escuela de Periodismo Carlos Septién, entre otras instituciones. Fue coautora en el volumen antológico Ocho Poetas Mexicanos. Entre su obra se encuentran La tierra está sonando (1959), Cantares de vela (1960), Las palabras (1990), Tornasol (1997), Sonar en el silencio (2000) e Íntimos huéspedes (2004).

Precoz otoño

Pozzi
en la imagen la poeta

La niebla es de plata, borra
las sombras de los pinos,
agranda los jardines
al alba.

Al chopo le amarillea una hoja
y al castaño del monte
se le ha muerto una rama.

Temores que ajenos a sí mismos
duermen en el aire celeste:
este final que cada año vuelve
y es siempre nuevo.

Como el último árbol del bosque,
el último hombre ha contado las muertes;
sin embargo su muerte lo alcanza
por sorpresa.

18 de agosto, 1935

Antonia Pozzi (Milán, Italia, 1912-1938). Fotógrafa y poeta que permaneció inédita hasta su muerte, ocupa un lugar destacado dentro de la poesía italiana que se produjo en el siglo XX.

Carta a mis abuelas

Shirley
en la imagen la poeta

I
Primero vino una abuela de hace años
y tomó su asiento en la primera fila
después vivieron los días difíciles
y los muchos hijos
y en una de esas
de que si quiero
de que si no…
de que los hijos solo vienen y ya
en una de esas
vino mi padre
y nació bendito
con la certeza de la esperanza
con el sol en la mano
y mi abuela sonrió…
como sonreía siempre
con la bendición de cada hijo
con la misma sonrisa que nos heredo al marcharse
con esa sonrisa del color de las mas fuertes
con la misma sonrisa de las que no se detienen nunca
a pesar de las montañas a su paso.

Luego siguieron los días difíciles
y mi abuela que busca
y trata de entender
la mejor forma de ser feliz
y un día que parece que es
y muchos días que no es feliz
y revisa los recuerdos
y recuenta los hombres a su paso
y vienen más hijos y más sonrisas
y la misma hambre de antes.
Luego murió mi abuela
sin la sonrisa de antes
y sin verme las palabras.

Mi abuela sigue sentada en la primera fila
y me cuenta cuentos al oído
y me muestra caminos y atardeceres
y nunca la vi
pero mis manos se parecen a sus manos
según cuenta mi padre
y mis sueños son sus mismos sueños
según mi padre.

II
Yo tuve otra abuela que nunca vi
pero dicen que tengo sus mismos ojos
y su mirada.
Mi madre la guarda sin muchas ceremonias
en algún lugar de su memoria
no la recuerda madre o cariñosa
no la recuerda fuerte o protectora
pero la guarda sin gran alarde
sin darse cuenta
en su boca y en sus ojos
en sus gestos…
lo se
aunque nunca la vi.

Se también que debió ser una mujer
de palabras firmes y paso seguro
una mujer de ideas grandes
y con esa certeza que solo tienen las que saben
que no tienen toda la vida por delante.

Seguro que le gustaba bailar
aunque no la dejaban
y reía a carcajadas
y sin pedir permiso
y fue así
con esa necesidad de vivir la vida a toda prisa
que una tarde soleada
se enamoro profundamente de mi abuelo
eso le costó entonces la ira de su padre
y los gritos de su madre.

Yo nunca la vi
pero seguramente de niña
le gustaba subirse a los árboles
bañarse en los ríos
caminar descalza en las tardes de lluvia.

Yo nunca la vi
pero seguramente cantaba en el coro de la iglesia
y era líder de algún grupo de jóvenes
la imagino sonriendo en la puerta de su casa
escapando por las noche a través de la ventana
regresando de mañana con los ojos llenos de luz.

De haber tenido más tiempo
se hubiese unido a un grupo de mujeres
hubiera tocado el piano
hubiese cantado en los bares
con un pequeño grupo de jazz
hubiese formado un coro de niños
y hubiera recorrido en mundo
buscando su parte del amanecer.

De haber tenido más tiempo
hubiese coleccionado estrellas
de diversas formas y tamaños
hubiera colgado afiches políticos
en las paredes de su casa
no hubiera faltado a las marchas
por las reivindicaciones de los más pobres
hubiera alzado la voz contra la discriminación
hubiese amado profundamente
y con la pasión con que solo aman
las que saben
que no tiene toda la vida por delante
yo lo se
aunque nunca la vi.

Shirley Campbell Barr, Costa Rica en 1965. Escritora, poeta y antropóloga afrocostarricense.

Su poesía con temática negra, según cuenta la escritora, está dirigida a todos, para educar, para llegar al alma, para cambiar un poquito el mundo.

Estudió Dramaturgia, Literatura y Creación Literaria en el Conservatorio de Castella. Ha trabajado activamente en programas culturales y sociales como profesora del Conservatorio de Castella, organizando talleres de creación literaria y dirigiendo programas culturales en diversos países (Costa Rica, El Salvador, Honduras).<BR>Es Antropóloga especializada en feminismo africano y cooperación internacional. Ha publicado decenas de poemas y artículos en revistas, antologías y periódicos en diversos países. Sus trabajos han sido traducidos al inglés, al francés y al portugués. Activista del movimiento afrodescendiente en América Latina, participa activamente en talleres, lecturas poéticas y conferencias promoviendo la participación de las comunidades afrodescendientes y contribuyendo a los procesos de movilización y concienciación del pueblo afro.<BR>Su trabajo ha sido difundido a través de las organizaciones de mujeres en América Latina y actualmente es reconocida por mujeres y grupos comunitarios de la región como una de las poetas afrodescendientes más destacadas. Varios de sus poemas han sido incorporados a diversas representaciones populares en América Latina, tales como radionovelas populares, obras teatrales, canciones, poesía coral, etc. en Argentina, España, Colombia, Bolivia, República Dominicana y Costa Rica, entre otros.

Puerto Supe

blanca Varela2

Está mi infancia en esta costa,
bajo el cielo tan alto,
cielo como ninguno, cielo,
sombra veloz, nubes de espanto,
oscuro torbellino de alas,
azules casas en el horizonte.

Junto a la gran morada sin ventanas,
junto a las vacas ciegas,
junto al turbio licor y al pájaro carnívoro.

¡Oh, mar de todos los días,
mar montaña,
boca lluviosa de la costa fría!

Allí destruyo con brillantes piedras la casa de mis padres,
allí destruyo la jaula de las aves pequeñas,
destapo las botellas y un humo negro
escapa y tiñe tiernamente el aire y sus jardines.

Están mis horas junto al río seco,
entre el polvo y sus hojas palpitantes,
en los ojos ardientes de esta tierra
adonde lanza el mar su blanco dardo.
Una sola estación,
un mismo tiempo de chorreantes dedos
y aliento de pescado.
Toda una larga noche entre la arena.

Amo la costa,
ese espejo muerto en donde el aire gira como loco,
esa ola de fuego que arrasa corredores,
círculos de sombra y cristales perfectos.

Aquí en la costa escalo un negro pozo,
voy de la noche hacia la noche honda,
voy hacia el viento que recorre
ciego pupilas luminosas y vacías,
o habito el interior de un fruto muerto,
esa asfixiante seda, ese pesado espacio
poblado de agua y pálidas corolas.
En esta costa soy el que despierta
entre el follaje de alas pardas,
el que ocupa esa rama vacía,
el que no quiere ver la noche.

Aquí en la costa tengo raíces,
manos imperfectas,
un lecho ardiente
en donde lloro a solas.

(ese puerto existe)

Blanca Leonor Varela Gonzales, fue una poeta peruana, considerada como una de las voces poéticas más importantes del género en América Latina (1926-2009)

Un día

Andas por esos mundos como yo; no me digas
que no existes, existes, nos hemos de encontrar;
no nos conoceremos, disfrazados y torpes
por los caminos echaremos a andar.

No nos conoceremos, distantes uno de otro
sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos, el camino volviendo a desandar.

Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto… cuando ocurra, si ocurre,
¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?

Alfonsina Storni (Capriasca, 29 de mayo de 1892-Mar del Plata, 25 de octubre de 1938)​ fue una poeta y escritora argentina vinculada con el modernismo.

Amor prohibido

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obra de Vicente Romero Redondo

Solo tú y yo sabemos lo que ignora la gente
al cambiar un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvío,
ni cuánto amor esconde mi gesto indiferente.

Solo tú y yo sabemos porqué mi boca miente,
relatando la historia de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío…
y aún nos arde en los labios algún beso reciente.

Solo tú y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacío,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.

Y así, las dos orillas, tu corazón y el mío,
pues, aunque las separa la corriente de un río,
por debajo del río se unen secretamente.

 

José Ángel Buesa, poeta cubano, 1910-1982. Se le ha llamado el “poeta enamorado”. Ha sido considerado como el más popular de los poetas en la Cuba de su época. Su popularidad se debía en gran parte a la claridad y profunda sensibilidad de su obra. Muchos de sus poemas han sido traducidos al inglés, portugués, ruso, polaco, japonés y chino. Otros muchos han sido musicalizados o recitados en unos 40 discos de larga duración. Fue también novelista y escritor de libretos para la radio (novelas radiofónicas) y la televisión cubana, también fue director de célebres programas radiales en las estaciones RHC-Cadena Azul y CMQ, ya inexistentes.

Soledad

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Compañero del alma, compañera
quien quiera que tú seas: siempre estaremos solos
aunque la risa mía tu corazón abriera,
aunque en horas de llanto lloráramos en coro;

Aunque fueras conmigo bajo la primavera
y hallara juntos el estío, y de oro
nos vistiera el otoño y el invierno viniera
trayendo para ambos un ataúd tan sólo;

Aunque tú me quisieras como yo te quisiera
y una vida en recuerdo para los dos hubiera
y entre tú y yo ni el viento pusiera un riel sonoro;

aunque odiáramos juntos de la misma manera
y en amor y en ideales la llama nos uniera
bajo la noche inmensa, ¡Siempre estaremos solos!

 

Jorge Federico Travieso (16 de agosto de 1920 San Francisco, Atlántida Honduras, Río de Janeiro 1953) poeta, y diplomático, representó a Honduras en México y Brasil. Falleció prematuramente a los 33 años de edad.

De él dijo Rafael Heliodoro Valle:

» Su estilo es el de la confidencia; su voz la de un poeta que iba de prisa por la vida; su queja era muy honda… Honduras perdió en él uno de sus poetas más promisores… era un poeta de verdad, un enamorado férvido que veía el cielo azul desde el fondo de un pozo visitado por las estrellas…»

 

 

Desde el principio

AFROFEMINAS
en la imagen la poeta

Primero se nace
y se nace mujer
y se tienen manos
y se tiene menos
se tienen ojos y se tienen hijos
se tienen besos
y se tienen sueños.
Dije que se nace
y se nace mujer
se tiene sexo de mujer
manos de mujer
palabras de mujer
se nace mujer.
Luego una crece
y sigue siendo mujer
y aprende a vivir
como una mujer
amar
como una mujer
cuidar del mundo entero
como toda una mujer
soñar los sueños
con sueños de mujer.
Y mientras una sigue creciendo
se hace cada vez
más mujer
y aprende de libertad
de castillos con reyes
de finales felices
se aprende amar
como una mujer.
Pero de pronto una descubre
que las manos las tiene vacías.
Y entonces un día
una no quiere ser más
una mujer
porque serlo
no es siempre tan bueno
ni tan dulce.

Porque serlo
es a veces amargo
y duro
entonces una se subleva
se ve el cuerpo
y las manos
se ve el sexo
se descubre toda
como una mujer.
Entonces niega y reniega
maldice y discute entonces
se subleva y denuncia
y entonces no
no renuncia a ser.
Sólo piensa, decide, habla
y le avisa a todos
que a partir de ahora
será
una mujer

 

Shirley Campbell Barr, Costa Rica en 1965. Escritora, poeta y antropóloga afrocostarricense.

Su poesía con temática negra, según cuenta la escritora, está dirigida a todos, para educar, para llegar al alma, para cambiar un poquito el mundo.

Estudió Dramaturgia, Literatura y Creación Literaria en el Conservatorio de Castella. Ha trabajado activamente en programas culturales y sociales como profesora del Conservatorio de Castella, organizando talleres de creación literaria y dirigiendo programas culturales en diversos países (Costa Rica, El Salvador, Honduras).<BR>Es Antropóloga especializada en feminismo africano y cooperación internacional. Ha publicado decenas de poemas y artículos en revistas, antologías y periódicos en diversos países. Sus trabajos han sido traducidos al inglés, al francés y al portugués. Activista del movimiento afrodescendiente en América Latina, participa activamente en talleres, lecturas poéticas y conferencias promoviendo la participación de las comunidades afrodescendientes y contribuyendo a los procesos de movilización y concienciación del pueblo afro.<BR>Su trabajo ha sido difundido a través de las organizaciones de mujeres en América Latina y actualmente es reconocida por mujeres y grupos comunitarios de la región como una de las poetas afrodescendientes más destacadas. Varios de sus poemas han sido incorporados a diversas representaciones populares en América Latina, tales como radionovelas populares, obras teatrales, canciones, poesía coral, etc. en Argentina, España, Colombia, Bolivia, República Dominicana y Costa Rica, entre otros.

Pausa

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en la imagen la poeta

Me parecía que este día
sin ti
tenía que ser inquieto,
oscuro. Sin embargo está lleno
de una extraña dulzura, que aumenta
con el paso de las horas
igual que la tierra
después de un chubasco,
se queda sola en silencio para beberse
el agua caída,
y poco a poco
en sus venas más profundas
se siente penetrada.

La felicidad que ayer fue angustia,
tempestad,
vuelve ahora en breves
oleadas al corazón
como mar apaciguado.
Bajo el suave sol reaparecido brillan
cándidas ofrendas:
las conchas que la ola
dejó en la orilla.

7 de diciembre, 1934

Antonia Pozzi (Milán, Italia, 1912-1938). Fotógrafa y poeta que permaneció inédita hasta su muerte, ocupa un lugar destacado dentro de la poesía italiana que se produjo en el siglo XX.