Hay que saber irse

Hay que saber irse,
hay que saber abandonar el barco
sin hundirlo,
hay que saber cerrar la puerta
sin dar un portazo,
saber que a la piedra
no se le responde con más piedra,
que al daño
no se le responde con más daño.

Hay que ser elegante al marcharse,
entender que no hace falta
despedazar el abrazo
que una vez te dio calor.
No hay que romper las cartas
ni las fotos,
no hay que borrar los recuerdos
porque, más que un borrón
y cuenta nueva,
saber irse es una lección
y cuenta nueva.

Hay que saber marcharse,
comprender que las expectativas
son como el humo:
intuyes que surge de un fuego
pero ese fuego no se ve.
Nadie gana en las despedidas
porque ninguna victoria
es más triste
que decir adiós a un hogar.

Hay que saber irse
sin bombardeos,
cerrar la historia
sin destrozar el libro,
seguir caminando
sin mirar hacia atrás
y hay que entender que, muchas veces,
solamente seremos
la forma que escogimos
para decir adiós.


Miguel Gane (George Mihaita Gane), nació el 20 de julio de 1993 en Leresti, Rumanía. Es autor de los poemarios Con tal de verte volar, Ahora que ya bailas, La piel en los labios y Ojos de sol, así como de la novela Cuando seas mayor y el cuento ilustrado Algo más que el bosque. Nunca ha ganado ningún premio. Su nombre no ha firmado ninguna columna periodística. Sus estudios son irrelevantes porque nada —¿o sí?— tienen que ver con la literatura.

Todo lo que quiero decirte

Te diría tantas cosas tantas

te diría, por ejemplo,
que hoy hubo un eclipse solar
y, aunque apenas fue perceptible,
el mundo se volvió un poco más oscuro.

Te diría que solo sé escribir poemas de amor
si eres tú la que sonríe al otro lado.

Te hablaría sobre la belleza de los números pares,
sobre la extravagancia
de los libros de tapa dura
y la falsedad de los rotuladores permanentes
—¿qué hay de permanente en la vida?—.

Te diría que no me importan las causas sociales,
ninguna ninguna ninguna,
que nada importa
cuando tú me dices
que te duele una pestaña,
que te duele un lunar,
que te hiere un suspiro.

Te haría saber que soy un iluso,
que hay días en los que creo
en la palabra siempre
en la palabra matrimonio
en la palabra familia.

Y, sobre todo, te diría que te quiero,
que la vida es un poco más difícil sin ti,
que no me importa que se hayan muerto
García Márquez Vicente Fernández Philippe Noiret
porque tú haces de este mundo un lugar
lleno de libros de canciones de cine,
un lugar lleno de belleza.

Te diría tantas cosas tantas,

pero se ha caído WhatsApp.

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Miguel Gane (George Mihaita Gane), nació el 20 de julio de 1993 en Leresti, Rumanía. Es autor de los poemarios Con tal de verte volar, Ahora que ya bailas, La piel en los labios y Ojos de sol, así como de la novela Cuando seas mayor y el cuento ilustrado Algo más que el bosque. Nunca ha ganado ningún premio. Su nombre no ha firmado ninguna columna periodística. Sus estudios son irrelevantes porque nada —¿o sí?— tienen que ver con la literatura.

Por eso tú

Miguel Gane

Por lo que haces cuando esto está parado: ponerlo a cien.
Por lo que eres cuando no hay nadie aquí: todo.
Porque me sobra el mundo
cada vez que tú sonríes.
Porque el plan perfecto contigo es improvisar.
Por las veces que nos olvidamos de lo que hay fuera
y somos el refugio de aquí dentro;
por las veces que no hay nada más que dos:
yo por ti y tú por mí,
eso es lo que cuenta.
Por tu boca,
por lo que haces con tu boca.
Por la vida,
la que me das, digo.
De entre todas las mujeres,
donde sea,
sólo me quedo contigo.
Por lo que soy cuando te miro: un espectador.
Por tu coche,
por los asientos traseros de tu coche,
las hamburguesas de un pavo
a las tres de la mañana,
por la ciudad que apagamos
cada vez que nos encendemos,
por todos esos culos que pasan por delante
mientras a mí sólo me llama el tuyo.
Partidario de acercarme siempre
a las personas frías
porque en ellas se oculta
el mejor fuego.
Por lo fácil que lo haces
siempre,
porque te sabes mis silencios:
que si me quedo callado cuando te miro
es porque me sobran las palabras,
no porque me falten.
Por los ratos que te pones niña,
porque hay miles de motivos
cuando empiezas juguetona,
por lo que enganchan tus hoyuelos,
por las veces que me quedo colgado
y nunca me caigo
porque nos sujetas a los dos,
por tus faldas que son mini,
por las ganas con las que te tomas
el tiempo juntos,
porque te has atrevido conmigo
aun sabiéndome peligro,
porque me enseñas que lo importante
no está en lo que quiero
sino en lo que tengo.
Por estar con las cuerdas tendidas
siempre que necesito un cable,
por lo que somos,
que nadie nos lo quite,
tú estás conmigo en todas,
y por eso tú,
por ser la razón
que a mí me falta,
por ser el corazón
cuando nada más late.

De «Con tal de verte volar» de Miguel Gane

Miguel Gane, Leresti, Rumanía, 1993