Mi tristeza

Mi tristeza
me la ha robado la noche.
Era mía, era bien mía,
pensaba decirla en versos,
darla forma como dan
las lágrimas forma tibia
al dolor de adentro… Pero
estaba clara la noche
y el papel esperó en vano.
Anduve por la ciudad,
y las estrellas y el aire
y las piedras de las casas
y el olor de acacia, todo
era como un corazón
tendido a la confidencia.
Y mi tristeza está ahora
lejos, muy lejos,
en las estrellas altas,
en esa brisa fresca
que no puedo aprisionar
aunque abro y cierro las manos;
está ya fuera de mí.
La ofrenda que te traía,
madre Tristeza, era aroma
y el aire se la llevó.
Sombra son estas palabras
de aquellas
que la noche me robó.

Pedro Salinas Serrano (Madrid, 1891, Boston 1951) fue un escritor español conocido sobre todo por su poesía y ensayos. Dentro del contexto de la Generación del 27 se le considera uno de sus mayores poetas. Sus traducciones de Proust contribuyeron al conocimiento del novelista francés en el mundo hispanohablante.

Ahora te quiero…

Ahora te quiero,
como el mar quiere a su agua:
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar
con ella tormentas, fugas,
albergues, descansos, calmas.
¡Qué frenesíes, quererte!
¡Qué entusiasmo de olas altas,
y qué desmayos de espuma
van y vienen! Un tropel
de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.
Pero detrás de sus flancos
está soñándose un sueño
de otra forma más profunda
de querer, que está allá abajo:
de no ser ya movimiento,
de acabar este vaivén,
este ir y venir, de cielos
a abismos, de hallar por fin
la inmóvil flor sin otoño
de un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y espuma
el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar
hizo la paz con su agua
y están queriéndose ya
sin signo, sin movimiento.
Amor
tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida
se sintiese
seguro de no acabar
cuando terminan los besos,
las miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como está
el gran amor de los muertos.

Pedro Salinas Serrano (Madrid, 1891, Boston 1951) fue un escritor español conocido sobre todo por su poesía y ensayos. Dentro del contexto de la Generación del 27 se le considera uno de sus mayores poetas. Sus traducciones de Proust contribuyeron al conocimiento del novelista francés en el mundo hispanohablante.

Que se apaguen las lumbres…

¡Que se apaguen las lumbres,
que se paren los labios,
que las voces no digan
ya más: «Te quiero» ¡Que
un gran silencio reine,
una quietud redonda,
y se evite el desastre
que unos labios buscándose
traerían a esta suma
de aciertos que es la tierra!
Que apenas la mirada,
lo que hay más inocente
en el cuerpo del hombre,
se quede conservándole
al amor su futuro,
en esa leve estrella
que los ojos albergan
y que por ser tan pura
no puede romper nada.

Tan débil está el mundo
-cendales o cristales-que
hay que moverse en él
como en las ilusiones,
donde un amor se puede
morir si hacemos ruido.
Sólo
una trémula espera,
un respirar secreto,
una fe sin señales,
van a poder salvar
hoy,
la gran fragilidad
de este mundo.

Y la nuestra.

Pedro Salinas Serrano (Madrid, 1891, Boston 1951) fue un escritor español conocido sobre todo por su poesía y ensayos. Dentro del contexto de la Generación del 27 se le considera uno de sus mayores poetas. Sus traducciones de Proust contribuyeron al conocimiento del novelista francés en el mundo hispanohablante.