La palabra cansada

dorina costras palabras
Obra de Dorina Costras

Dolor de la palabra:
tener que hacerse verbo para hacerse
carne, flor, mármol:
es del aire y las aves
la llevan en sus alas
y en su sangre
y en su sangre los hombres.

Una dulce palabra
para el mal de palabra: clavo que
a otro saca. Vivida toda una
ola del mar para poder mojarse
los labios secos con el agua amarga

Dulce que era el rocío, la vihuela
dulce junto al remanso. ¿Dónde, dónde
se fueron los garridos amadores,
la lentitud del río bajo el puente de oro?

Algún eco llevó hasta las guaridas
de la sombra una voz y allí, cercada,
se unió a otras voces muertas y un hechizo
las derramó en el valle envenenado.

Anibal Núñez (Salamanca, 1944-1987) Estudió Filología Francesa en la Universidad de Salamanca. Abandonó la actividad docente en 1978. A pesar de su muerte temprana a la edad de 43 años, dejó una importante obra poética y un gran archivo de traducciones de poetas como Rimbaud, Mallarmé, Nerval, Eugenio de Andrade, Catulo y Propercio, entre otros.

Aquella música que nunca…

lluvia, olas

Aquella música que nunca
acepta su armonía es armonía:
arpegios que se miran en la luna,
trinos que se regalan el oído
son sucia miel, no música

Tienes ejemplos en las olas
que saben que su próxima batida
en el acantilado no es la última
ni la mejor de todas
y en la lluvia
que da su aroma a tierra agradecida
y no puede sentirlo

De la lucha
contra tus propios ídolos
nace toda, la única
armonía celeste: lluvia, olas
son insatisfacción, son melodía,
inagotable música.

De Definición de savia

Anibal Núñez (Salamanca, 1944-1987) Estudió Filología Francesa en la Universidad de Salamanca. Abandonó la actividad docente en 1978. A pesar de su muerte temprana a la edad de 43 años, dejó una importante obra poética y un gran archivo de traducciones de poetas como Rimbaud, Mallarmé, Nerval, Eugenio de Andrade, Catulo y Propercio, entre otros.

Fumando espero al hombre que yo quiero

mujer fumando

Tu represión de niña emancipada
te hace empuñar
con asco amortiguado la boquilla
del rubio que apresuras
en consumir para quemar el tiempo
de la espera
-la pantera se aburre en el acecho
a cuestas con su espléndido pelaje-
para llenar las tardes de volutas
como tejía Penélope
la ausencia de su hombre
el mal presagio
SINTIENDO ESE PLACER
DEL HUMO EMBRIAGADOR
QUE ACABA POR PRENDER LA LLAMA ARDIENTE
DEL AMOR
para acabar volviendo
con una arruga más en el anzuelo
a tu tiniebla íntima
-te agarras a la almohada-
superpoblada de hojas amarillas
(nadie viene a quemarlas a incendiar
el cuarto de los trastes abrumado
de irremediables juanas
de arco a edulcorar
tus ganas
de salirte de madre
de que salten las lunas del asediante armario)

y no divisas moscas -como último recurso-
dispuestas a quedar presas de patas
en la miel cenagosa de tu rimmel.

Anibal Núñez (Salamanca, 1944-1987) Estudió Filología Francesa en la Universidad de Salamanca. Abandonó la actividad docente en 1978. A pesar de su muerte temprana a la edad de 43 años, dejó una importante obra poética y un gran archivo de traducciones de poetas como Rimbaud, Mallarmé, Nerval, Eugenio de Andrade, Catulo y Propercio, entre otros.

He metido las manos en el fuego

anibal nuñez
en la imagen el poeta

He metido las manos en el fuego
por saber si era cierto su suplicio
y supe -el si era o no lo supe luego-
que el saber esperar ya no es mi oficio.

Y lo es desesperar, quiera o no quiera,
y es el seguir no hallándote en lo oscuro
de esto que llaman llanto por ahí fuera
y yo de que es mi vida estoy seguro.

Y aunque tu mano tarda, a mí me duele
como si no llegara nunca, ahora
me entretengo en trenzar melancolía.

Después vendrá la pena como suele
venir: para avisarme que es su hora;
y el estar solo a hacerme compañía.

Enero de 1962

Anibal Núñez (Salamanca, 1944-1987) Estudió Filología Francesa en la Universidad de Salamanca. Abandonó la actividad docente en 1978. A pesar de su muerte temprana a la edad de 43 años, dejó una importante obra poética y un gran archivo de traducciones de poetas como Rimbaud, Mallarmé, Nerval, Eugenio de Andrade, Catulo y Propercio, entre otros.