Mayo

Y está la cadena aquí.
Me están viniendo esas frutas
abiertas y rozadas por seres vivos
que escribían un verso sí, un verso no,
a la sombra de cualquier cosa
con nombre, por ejemplo mayo,
e importaban muy poco las células que aún no existían
ni los gatos que se amaban indefinidamente
en enero.

Ya estoy yo aquí.
Y pienso que la cadena
se tropieza ella por sí misma,
y es lo mismo llorar que cantar en alto
porque las arenas no han chupado todavía el mar
a pesar de las constancias de un par de algo
hacendoso.

Por una ventana
quieren venirse, aunque se van,
las cosas que son mías,
esa concatenación que vive la gramática ingenua,
como si el vacío anduviera de un sitio para otro
detrás de mí, punto no final, paso adelante,
el verso.
El verso ese, que es manojo, que es racimo
para las manos de un vivo cualquiera
que quiere tocarlo todo.
Palmas para una soledad estrellada,
palmear, morirse, cierto.

Yo estoy como convencida
que es una cadena quien mide un verso,
que es una cadena quien vive un beso,
y por eso los astros me pueden todos,
y me gustan,
porque yo también los puedo.

Anillar es fácil. Se puede hablar de mayo.
Se puede hacer pero no se puede ver.
Es fácil,
pongo una pierna suelta
(mientras me sujeto el corazón para que no se caiga),
y lo demás del cuerpo espera
todo lo natural que puede.
Pero debo decir,
si es que este poema aún sigue en pie,
que todas las coplas cantadas a mi oído
me las he cantado yo solita
y van camino de ser soledad
mucho antes de ser mayo.

Y puedo seguir diciendo cosas,
las repetiré a mi modo:
que ya viene mayo
y empieza a gustarme la cerveza,
que voy al grifo a decirle al grifo:
te abro, espera a que te cierre.
Y por las noches, ya por estas noches,
se va mi lava hacia el costado izquierdo
mientras duermo profundamente sin ocultarme.

Pureza Canelo (Moraleja, Cáceres, 1947) poeta y gestora cultural española, premiada con el premio Adonáis en 1970 por Lugar común. Su obra ha sido traducida al inglés y al alemán.

En cada tuétano deletreado

No hay mayor baile
para que te crezca la noche
que el que dicta la luna,
lo sabes y aún así inquieres

¿Vivirán mis huesos hasta ayer?

Quizá cuando esa noche cumpla una edad más
y la locura se arme de amapolas hendidas
en cada surco, en cada cicatriz,
en cada tuétano deletreado.

Y los párpados de los hijos se cierren,
astillado y caído el aire,
puede que entonces
respires las heridas ociosas, su danza,
gimas, diluyas el ruido de los pasos,
su prisa, su feroz aliento,
y acabes perfilando de nuevo una voz
que insista en preguntar si los huesos,
tus huesos
vivirán más allá de ayer.

… … …

Marian Raméntol, poeta, escritora, traductora. (Barcelona, España, 1966). Reconocida por su obra, es también Directora de la revista cultural La Náusea. Y miembro del grupo musical O.D.I.

Nada es mezquino

A Josep Obiols

Nada es mezquino
ni ninguna hora es agreste,
ni es oscura la ventura de la noche.
Y el rocío es claro
cuando el sol sale y se fascina,
complacido del baño:
cuando se refleja el lecho de toda cosa hecha.

Nada es mezquino,
y todo rico como el vino y la mejilla bronceada.
Y la ola del mar siempre ríe,
Primavera de invierno – Primavera de estío.
Y todo es Primavera:
y toda hoja eternamente verde.

Nada es mezquino,
porque los días no pasan;
y no llega la muerte ni si la habéis llamado.
Y si la habéis llamado os disimula un hoyo
porque para volver a nacer

necesitáis morir.
Y no somos nunca un llanto
sino una sonrisa fina
que se dispersa como gajos de naranja.

Nada es mezquino,
porque la canción canta en cada brizna de cosa.

Hoy, mañana y ayer
se deshojará una rosa:
y a la virgen más joven le vendrá leche al pecho.

Joan Salvat-Papasseit nació en 1894 en Barcelona, donde murió en 1924. Poeta nacido en Barcelona, máximo representante del futurismo en la literatura en lengua catalana. Conocido como poeta de vanguardia, también desarrolló una prolífica actividad como redactor de artículos de crítica social en castellano y en catalán, en simpatía con las corrientes anarquistas y socialistas de la época. Su estilo enérgico e impulsivo contrasta con su vida rutinaria y de reposo debida a su precaria salud. Murió de tuberculosis a la edad de 30 años, dejando una obra que permanecería olvidada hasta la década de 1960, cuando empezó a ser popularizada por artistas de la Nova Cançó. Hoy en día, es considerado como uno de los escritores catalanes más importantes del siglo xx.

Traducción: Carlos Vitale

RES NO ÉS MESQUÍ

A Josep Obiols

Res no és mesquí
ni cap hora és isarda,
ni és fosca la ventura de la nit.
I la rosada és clara
que el sol surt i s’ullprèn
i té delit del bany:
que s´emmiralla el llit de tota cosa feta.

Res no és mesquí,
i tot ric com el vi i la galta colrada.
I l´onada del mar sempre riu,

Primavera d´hivern – Primavera d´istiu.
I tot és Primavera:
i tota fulla verda eternament.

Res no és mesquí,
perquè els dies no passen;
i no arriba la mort ni si l’heu demanada.
I si l´heu demanada us dissimula un clot
perquè per tornar a néixer necessiteu morir.
I no som mai un plor
sinó un somriure fi
que es dispersa com grills de taronja.

Res no és mesquí,
perquè la cançó canta en cada bri de cosa.

Avui, demà i ahir
s´esfullarà una rosa:
i a la verge més jove li vindrà llet al pit.

Traducción. Carlos Vitale

Si mi padre muere

Si mi padre muere
-antes de tiempo-
juro convertirme
en una mala persona.

No habrá plazos razonables.

Ya me noto
en el vórtice
de la
respiración
la bola
de la
maldad.

Asfixia de animales disecados.
Polvorienta maraña.

Si mi padre muere,
juro.

Siento la sosa gris
que me corroe la piel,
pongo muecas,
asisto a mi metamorfosis:
seré un monstruo
que mastica niños
al salir la luna.

Si mi padre muere
juro
convertirme
en una mala.

Marta Sanz Pastor (Madrid, 1967) es una escritora española. Ha recibido importantes premios, como el Premio Herralde de novela (2015), el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o el XI Premio Vargas Llosa de relatos. Fue finalista del Premio Nadal (2006) y en 2013 ganó el Premio Cálamo en la categoría Otra mirada. Es crítica literaria en distintos medios (entre otros, en el suplemento Babelia de El País, la revista Mercurio o la página La tormenta en un vaso). Ha ejercido la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y ha dirigido la revista literaria Ni hablar.

Gaviota

“Gaviota, gaviota, blancura del lirio, aire y bailarina,
gaviota de asombro”
Silvio Rodríguez- poeta y cantautor cubano

Gaviota de vuelo libre
en paraísos infinitos,
te atrae el clamor del mar
con urgencia de solsticio.

Defiendes la libertad
como aval de vuestra estirpe
y el mar, amante, te brinda
un lecho de espuma al ristre.

Eres juncal mensajera
de abanicos de coral;
visten de lujo tus alas,
tu escenario es de cristal.

Embajadora de un reino
de poesía y belleza
y toda tu realeza
pone en el mar su destino.

No te oprimen las barreras
que oprimen a los humanos
y en el teatro del mundo
son tus ritos legendarios.

Dibujas tu libertad
con la magia del artista
que saca del alma brisa
de una chistera virtual.

Son mis versos para ti,
musa de un mar justiciero
que sin katanas de acero,
es un verdugo sutil.

Los ojos de las gaviotas
lloran, sin tener un mal,
para eliminar la sal
de las aguas del océano.

Rosa Gómez González. Nací en Sestao- en frente de los altos hornos- y el fuego de los mismos fue una atracción mágica para mí durante la infancia, creo que los momentos que pasaba mirándolo y soñando fue el despertar a la poesía; poesía que nació en el bachillerato y que luego durmió en mí durante muchos años. Al llegar a vivir a Hondarribia (ciudad a la que adoro y con la que estoy plenamente identificada, además es un lugar que en sí mismo es poesía) en 1983 es cuando empecé a escribir y en el año 2004 a publicar.

Aarón

en la imagen la poeta

Estabas ahí, nube de encanto, príncipe vástago.
Retoño nacido sin nacer,
mes a mes alabado en el hálito de mis entrañas.
Mi hijo, mi niño roble,
guerrero laureado en el mar de los días.
Ahora, me desnudo para anunciarte.
Te hablo como madre sin ser madre,
desde el fragor del latido cobarde de mi útero baldío.
Nada es como debería haber sido.
Sin parirte, vientre vestido para tenerte,
ansioso de un gemido de luna y duende.
Estás ahí, Aarón, concebido en este poema de arcilla cruda,
arteria de mis arterias,
sostenida en el cordón de estos versos.

… — …

Consuelo Jiménez Martín (Barcelona 1961). Cursó estudios de Magisterio. En el año 2014 publica su primer poemario “La Huella de tu Olvido” de la Editorial Sunya. En el año 2016 publica su segundo poemario “Palabra duende sin final” de la Editorial Sunya. En el año 2017 colabora con su poesía en la publicación del libro «Cantos para el viento» de la Editorial Poesía eres Tú (Recreación de diez poetas del siglo XX). En el año 2017 colabora con varios de sus poemas en la Antología “Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana del siglo XXI” de Lord Byron Ediciones. Ha participado en la Antología Poética “Sueños Compartidos” de la Asociación de Poetas de Cornellá. Colabora asiduamente en diversas revistas literarias digitales. En 2021 publica su tercer poemario «Arteria» de la Editorial Los Libros del MiSSiSSippi.

Tal vez vosotros sabéis

No sé, escucho himnos dentro de las lágrimas.
Tuve una casa con ventanas en el techo:
veía tiburones, cordilleras, trenes volar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé bien qué es la paz:
llegué tarde a la guerra.
La tempestad está tras la montaña,
sobrellevo el estruendo de su luz.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Tiemblan mis pies
cuando retumba el eco del silencio,
no sé si las palabras tienen sangre.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
No sé por qué se tambalea el vértigo
cuando miro las cúpulas,
pero noto en mi pecho borboteos de petróleo.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Mi país es un rompecabezas,
al más mínimo golpe se desvertebrará:
ya no tendré país.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Desde el avión veía sobre el mar
manadas de elefantes petrificados,
dromedarios tendidos, sombras de cocodrilos:
me dijeron que eran islas griegas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Huyo, siempre huyo: acaso tras las puertas
que arrancan sus bisagras, sus cerrajas
y, a lomos de las llamas, corren irrefrenables
para aclamar a los ladridos del mar.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
La poesía debe ser extrema,
estampido de mundos, abrazo de la pólvora,
escardar las tinieblas con antorchas,
trepanación de asombro y ebriedad.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.
Yo no sé qué preguntan al sol los limoneros.
Ignoro los secretos de las algas y de las medusas.
Tampoco sé si esto es un poema
o una pequeña galería de hormigas.
Tal vez vosotros sabéis, yo sólo canto.

(de Caja de lava)

Ángel Guinda (Zaragoza, 1948 – Madrid, 2022) escritor español, conocido fundamentalmente como poeta, aunque su obra abarca géneros muy variados, desde poesía hasta el ensayo y la traducción.

Un paisaje cada vez más diminuto

Esculpir el aire, disfrutarlo,
reescribir la sangre y las pupilas
porque no hay mirada
fuera de este desnudo grave,
de esta soledad ósea
que me ata al abismo como piedra.

Nadar por la sed de mis manos descalzas,
por los nombres hacia atrás
que pronuncio bajito,
por el geranio que planté
y ahora me desconoce, nadar por mi sombra,
la nacida en el espejo, la que me fragmenta
en nubes deshiladas
de sintaxis interrogante y distraída.

Nadar por mi nombre callado,
gozar de un paisaje
cada vez más diminuto, que apenas late.

Y seguir nadando
hasta esculpir de nuevo el aire,
con más noche en las mejillas
y más piedras en los bolsillos.

— — —

Marian Raméntol, poeta, escritora, traductora. (Barcelona, España, 1966). Reconocida por su obra, es también Directora de la revista cultural La Náusea. Y miembro del grupo musical O.D.I.

Un poema a Miguel

Miguel Hernández, dibujo a lápiz de Ana Godel.

Un poema a Miguel
debería incluir
una previsión meteorológica.

Para aguantar el barro,
torrentera,
lluvia
que limpiará
la escápula y las tibias
por debajo, en la raíz,
del surco en barbecho.

Un poema a Miguel
debería apretarse
entre los hierros
de un aparato
para enderezar los dientes.

Contener la dentellada
y la grieta de la luz
en que se abren
el pubis de la mujer
y la herida del mundo.

Luna y aprendizaje de los ingenieros de caminos.

Hachazo,
por donde se palpa la tierra
para arrancar minerales.

Sangre que se hizo costra.

Fusiles, soldados, comida de pobre.
Las partes blandas del cuerpo.
La hoz de óxido rojo
y el martillo, cabeza azul del metal y del mercurio,
herramientas de carne,
como manos,
en gesto de amistad.

La celda de Miguel
es fondo submarino
musgoso,
amarillento
y anegado de agua.

De: “Vintage”
Bartleby Editores 2013©

Marta Sanz Pastor (Madrid, 1967) es una escritora española. Ha recibido importantes premios, como el Premio Herralde de novela (2015), el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o el XI Premio Vargas Llosa de relatos. Fue finalista del Premio Nadal (2006) y en 2013 ganó el Premio Cálamo en la categoría Otra mirada. Es crítica literaria en distintos medios (entre otros, en el suplemento Babelia de El País, la revista Mercurio o la página La tormenta en un vaso). Ha ejercido la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y ha dirigido la revista literaria Ni hablar.

No quiero la palabra precisa

No quiero la palabra precisa.
Es pobre y es pequeña.
Quiero una palabra
llena de flecos.

Una lámpara con chupones morados.
Una excrecencia.
Gota que rezuma del canalón.
La estalactita rota.
El polvo de trabajar los brillantes.
Un hielo deshecho.
Y deshaciéndose.
La saliva que le escapa, por la comisura,
a la bella que duerme en el bosque.
La ganga del mineral.
El hilo que sobra detrás del cañamazo.

No quiero la palabra precisa,
sino una llena de flecos,
una lámpara y vuelta a empezar,
un laberinto,
la flor,
una palabra
que ni yo misma entienda
y sólo pueda poseer
cuando los otros,
los de buena voluntad,
me la traduzcan.

Marta Sanz Pastor (Madrid, 1967) es una escritora española. Ha recibido importantes premios, como el Premio Herralde de novela (2015), el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o el XI Premio Vargas Llosa de relatos. Fue finalista del Premio Nadal (2006) y en 2013 ganó el Premio Cálamo en la categoría Otra mirada. Es crítica literaria en distintos medios (entre otros, en el suplemento Babelia de El País, la revista Mercurio o la página La tormenta en un vaso). Ha ejercido la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y ha dirigido la revista literaria Ni hablar.