El ser así

Páginas que a diario laten sobre ciclos
que pasan rozando las alas del pensamiento.
Arrebato o calma, estados opuestos
que concursan en la mente del excéntrico calavera,
o del hombre firme y sosegado.

A mí, a mí búscame donde
las miradas hablan y los silencios suspiran.
Soy un pliegue más del vestido que cubre
a esta empresa, un pliegue arropado
por el cálido viento que corre
sobre Poetas de Huelva por la Paz.

Y no partiré con el deber cumplido,
pero en el surco que labran los poemas,
el pacífico grano brotará en tiempo y hora
al pálpito de nuevas proles.

Dejar sobre el infinito la raíz
de esta obra, exenta de crueles desafíos,
será sentir la paz sin deterioro
hasta después de la muerte.

del poemario El eco en la palabra

© Diego Bardallo Méndez, poeta nacido en Trigueros, Huelva, en 1950

Mis dedos en tu cintura

vicente romero redondooo
Obra de Vicente Romero redondo

Se entretuvieron mis dedos en tu cintura
mientras sembraba de besos tu piel desnuda.
Y me sentí poseyendo la gloria misma,
al pasar por el coto privado de tu marisma.
¡Y te llené de mi!! Encadené tu cuerpo al mío
y fui bebiendo sorbo a sorbo la exquisita madurez
de tu belleza. Quise quererte y te quise;
quise tenerte y te tuve, pero después de una noche
y otra noche donde anduve como un niño de tu mano,
quise olvidarte y no pude.
Loco, insensato, aventurero…que más da,
¡¡si tengo entre mis brazos lo que quiero
y lo que quiero eres tú!!

© Diego Bardallo Méndez, poeta nacido en Trigueros, Huelva, en 1950

El alba tuneada

 

pacoYuste
«Contemplación» obra del artista valenciano Paco Yuste

Parpadea la mañana.
Se tunea el alba de un color caótico,
desordenado. Restos de oscuridad
se pliegan y huyen hacia otros mundos.
Certero arpón de fuego enfila desde
el mar la cola difusa del pasado.
Pálida alborada sobre emociones
diferentes. Desde su trono, la noche
me puso de nuevo en evidencia.
Con su propio estilo, pasó nítida y provocadora
sobre algo que no estaba apalabrado.
Y el policromado amanecer se tiñó
de llorosos nubarrones.
Salto de una cama abstracta
y de pronto me bebo la vida.
No hay cerraduras que sujeten el ímpetu
ni pudor que detenga mi palabra.
Ha prescrito la franquicia que tenía contigo.

 

Del poemario Voz de crepúsculo

Diego Bardallo Méndez, poeta nacido en Trigueros, Huelva, en 1950

Hoy cayó toda el agua del cielo

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Hoy cayó toda el agua del cielo
mojando mi ropa,
calando los poemas
que dejo en la libreta.
De pronto la sinfonía
de la lluvia en el tejado
creó un momento de evasión,
una huida que me llevó en un salto
hacia dos enormes arco iris
que rompieron la cellisca.
¡ A tus ojos!!
donde he sentido en la mía
el pellizco sensorial
de tu mirada.
Que sepas que te espero
en la próxima tormenta.

Diego Bardallo Méndez, poeta tarteso

¡Así te quiero yo!

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obra de An He

Como el poeta al verso,
el caminante al camino,
el trigal a la amapola,
el junquito a la corriente,
¡así te quiero yo!
Como quiero a mis manos
y a mis ojos.
Y la fascinación de tenerte
cada noche entre mis brazos
es la culminación donde
alcanzo la felicidad completa.

Y por eso te dí cariño a brazadas,
te dí todo cuanto pude,
te llené de noches blancas,
puse a tus pies una alfombra
de jazmín y de albahaca.
Qué dura sería la partida
si me dejaras irme así…como si nada.

Texto Diego Bardallo Méndez, poeta tarteso

En los confines del tiempo…

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óleo del artista chino An He 

En los confines del tiempo,
en el canto de las aves,
en el murmullo del rio,
en los jardines del parque,
en la arena del camino,
en la quietud de la tarde,
en el jugo del racimo,
en la candela que arde,
en el olor del tomillo,
en el amor de una madre,
en la rama del olivo,
en la montaña mas grande,
en el beso que imagino,
en tu carne y en mi carne,
en la suerte del destino,
en el deseo de tocarte,
en la luna que imagino…
¡Te encuentro por todas partes,
porque supe al ir contigo,
de que color es el aire!.

Diego Bardallo Méndez, poeta nacido en Huelva

Voy a vestirme de viento

vicente Romero Redondo
pastel sobre papel Ingres, montado sobre cartón del artista Vicente Romero Redondo

Voy a vestirme de viento
para sembrar tus sueños con estrellas.
Ábrego envuelto de azul,
torbellino que serena tu mirada.
Traigo crisoles de fuego
para dejar lentamente
que se fundan nuestras bocas.
Toma la noche y hazla de amor infinita;
mi camino acaba aquí, contigo.

poema de Diego Bardallo Méndez

A ras de tierra

abanicopiropo

A ras de tierra, sin levantar el vuelo, sin más visión que la estampa del romanticismo rondando mi cabeza, busco palabras que no estén encorsetadas, que se ajusten a un perfil determinado. ¿Piropos? Te dicen: -¿Dónde vas, tío?-. ¡Qué difícil me lo pones, amor de ahora! Yo vengo de ahi detrás, de la conquista y el respeto a la mística divinidad del género femenino. Era el que cantaba mis letras por fandangos por sonsacar tan sólo una sonrisa. O también por sevillanas con titulos de mujer, mientras miraba si cambiaban sus mejillas de color. Eran mis armas. Aún canto y escribo. Ahora que ya no hay diosas que conquistar. O tal vez no encajen entre tantos alborotos y esperan bajo el tapiz de la luz y la inteligencia. No cierren del todo el paso, ni los ojos; todavía quedan hombres que siguen colgando palabras en el aire.

Texto Diego Bardallo Méndez.

Bajo el tapiz del cielo

EnriqueLazo-amor
óleo sobre tela de Enrique Lazo

Bajo el tapiz del cielo
y adosándome a ti,
evoco al trueno
que pronto libera
su lluvia de espadas.
A través de cortinas
mis brazos de argollas
rodean con firmeza
tus lunas de nácar.
Dos grandes palomas
febriles y bravas,
se mecen a un tiempo
por entre mis manos
donde chapotean
fragmentos de fraguas.
Hundiendo mi boca
en el arco suave
que bajo tu rostro
moldea tu garganta,
me dicen tus ojos de todo,
de todo, en solo dos lágrimas.
Resbalo despacio
deshojando tu cuerpo
besándote toda
de tu piel a tu entraña.
Y se caen nuestras ropas
en nombre del beso,
sin ningún permiso
del cielo hasta el alba.

© Diego Bardallo 2016

Dime que si

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En la imagen obra de Carrie Vielle

Dime que si,
dime que un día vas a dejar que vaya a verte
que vas a querer al fin
que nos miremos a los ojos.
Tú estarás a un lado de la mesa
y yo me pondré respetuoso al otro lado.

Dime que me darás tu mano
para sentir en ese cosquilleo
la intensidad de los colores
y el hervor que te fluye por las venas
y en ese instante
con ardor de adolencentes
apoyarás tu cara en mi otra mano
y cerrarás los ojos
aguantando alguna lágrima.
Yo jamás sabré que estás pensando
Pero dame ese soplo de tu vida
donde me mires y te sienta
y que se emborrachen de claveles
para siempre los otoños.

Diego Bardallo Méndez, poeta tarteso