En este lugar es sobrio el color

gorriones

En este lugar es sobrio el color
de los pájaros
-tordos, gorriones, alondras-,
excepto a veces
el de la abubilla y el jiguero
o algunas lavanderas
a la orilla del río.
Bosques de cardos
invaden las cunetas
este verano, enormes,
de infinitas variedades y formas.
Me gustan
los que al final del tallo
-sólo una varilla delgada-
abren su botón de luz
y hacen ese ruido al secarse,
cuando al atardecer los mueve
el viento. Esa luz
y esa música. Crepitan.
En casa, en la pared,
hay dos mujeres, una se llama
Elena, tiene un lazo
en la blusa y los ojos más tristes
que conozco. La otra
se sienta al borde
de la cama en una habitación
de hotel. Ha leído
una carta que conserva en las manos,
sobre las rodillas.
Son tan distintos
el gorrión y la alondra,
pero yo amo la pureza
del silbido del tordo,
sobre todo en invierno;
están en las antenas
un poco alicaídos o barbudos
y silban en el aire
transparente. La tierra
entonces es marrón
y ni sauces ni almendros
tienen hojas

de Ella, los pájaros

Olvido García Valdés, nacida en Santianes de Pravia, Asturias, en 1950.

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